México.- La conectividad ecológica del territorio es uno de los atributos más importantes para la adaptación al cambio climático, pues un paisaje bien conectado permite que las especies puedan moverse entre sitios que tengan características favorables para su supervivencia, ante condiciones cambiantes ocasionadas por sus impactos.
Además, un paisaje bien conectado mantiene la provisión de servicios ambientales, que permite a las comunidades aumentar su capacidad adaptativa y resiliencia.
En el marco del proyecto Resiliencia, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo México (PNUD) y Pronatura Noreste realizaron la restauración del paisaje en mil 590 ha del Área de Protección de Recursos Naturales Don Martín, distribuidas en siete sitios.
De éstos, dos corresponden a ranchos de propiedad privada y cinco a ejidos de propiedad social, ubicados en los municipios de Cuatrociénegas (ejidos Reforma y Estanque de Norias), Múzquiz (comunidad de negros mascogos), San Juan de Sabinas (rancho La Primavera, Santa Isabel, hoy Nueva Rosita), Sabinas (predio El Rincón) y Juárez (rancho Las Galias), en Coahuila.
Restauración del ecosistema
Las acciones de restauración se llevaron a cabo para fortalecer y ampliar la conectividad del paisaje, y mejorar las condiciones de las áreas prioritarias para el descanso y alimentación de la mariposa monarca y el murciélago magueyero.
Dichas acciones fueron identificadas en el Programa de Adaptación al Cambio Climático del Complejo Cuenca Don Martín, ya que ambas especies están amenazadas por la fragmentación del hábitat y por el cambio climático. Los sitios en los que se trabajó se encuentran en zonas de paso de la ruta de migración de ambas especies.
Pronatura Noreste llevó a cabo las acciones de restauración en sitios con degradación de suelos, provocada por la ganadería extensiva, que consistieron en la construcción de obras para captación de agua (bordos y subsuelo), exclusión del ganado con cercado perimetral, reforestación con especies nativas (colecta de semilla, siembra de plántulas y propagación de semillas de pastos) y construcción de obras para la recuperación y conservación de suelos (presas filtrantes y control de cárcavas).
Las obras de restauración se llevaron a cabo para retener y distribuir de mejor manera el agua, recuperar la cubierta vegetal con especies nativas y restituir el suelo degradado, con el fin de disminuir los impactos del cambio climático en los ecosistemas y en las actividades productivas de las comunidades locales, que dependen de los servicios ambientales que brinda el área natural protegida.
Como resultado de las intervenciones realizadas, se espera la recuperación de la capacidad productiva del suelo, a través de la mejora de su capacidad de infiltración y aireación, y de la regeneración de la microbiología y el ciclo de nutrientes. Al propiciar la recuperación de las funciones de soporte del suelo, se promueven también la captura de carbono y la generación de biomasa, a partir de la cobertura vegetal.
Las áreas restauradas podrán aumentar la cobertura de especies que pueden ser utilizadas para el desarrollo de prácticas agroforestales, como el pastoreo de gramíneas y leguminosas, el aprovechamiento de frutos, semillas, resinas y otros derivados de la presencia de especies florísticas.
Propiciar una mayor diversidad y la recuperación de la vegetación promueve una mayor oferta de nichos que pueden servir como núcleos para la dispersión de semillas, polinización y provisión de alimento para la fauna silvestre.
Síguenos en @PortAmbiental