San Diego.- El cierre de cientos de centrales eléctricas de carbón en los Estados Unidos durante la última década salvó 26 mil 610 vidas, según un nuevo estudio publicado en la revista Nature Sustainability, además de reducir las emisiones de dióxido de carbono, la contaminación del aire y los niveles de ozono.
Más de 330 centrales eléctricas de carbón dejaron de funcionar entre 2005 y 2016, en parte por el envejecimiento de las instalaciones y el exceso de gas natural barato.
La nueva investigación, dirigida por la científica ambiental Jennifer Burney, de la Universidad de California en San Diego, descubrió que la ola de cierres impidió la emisión de más de 300 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera.
Combinado con los avances en la tecnología de control de emisiones, también disminuyó en 60 por ciento las emisiones de dióxido de nitrógeno de las plantas de carbón, y en 80 por ciento las emisiones de dióxido de azufre.
También se redujeron las emisiones de partículas, de ozono y de otras sustancias contaminantes relacionadas con el carbón.
“Cuando apagas las unidades de carbón, las muertes disminuyen. Es algo tangible”, dijo Burney. “Hay un costo del uso del carbón que va más allá de la economía, por lo que debe pensarse cuidadosamente dónde se ubican las plantas y cómo reducir sus contaminantes”.
El cierre de las plantas de carbón en los Estados Unidos salvó 26 mil 610 vidas e incluso aumentó el rendimiento de los cultivos cercanos, según el estudio.
El análisis también calculó el impacto de las estaciones de carbón que todavía están en funcionamiento estimando que causaron 329 mil 417 muertes y la pérdida de 10.2 mil millones de bushels de cultivos básicos entre 2005 y 2016 (277 mil 603 millones de kilogramos).