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Ciudades deben ser la zona cero del aire limpio

Ciudades deben ser la zona cero del aire limpio

Las ciudades son responsables de aproximadamente el 70 por ciento de las emisiones de carbono a nivel global, con casi 90 por ciento de los residentes de las zonas urbanas expuestos a contaminación atmosférica.

El declive en los niveles de contaminación atmosférica provocada por el confinamiento durante de la pandemia por COVID-19 ya ha revelado algunos de los beneficios que un aire más limpio puede aportar a nuestras ciudades. Podemos volver a construir mejor, por el bien de nuestra salud y la de nuestro medio ambiente.

De acuerdo con el Secretario General de la ONU, António Guterres, las ciudades son zona cero de la pandemia de COVID-19, con un 90 por ciento de los casos reportados. También son responsables de aproximadamente el 70 por ciento de las emisiones de carbono a nivel global, con casi 90 por ciento de los residentes de las zonas urbanas expuestos a contaminación atmosférica.

Esta contaminación asfixia la belleza de nuestras ciudades y nuestros pulmones, contribuyendo a enfermedades respiratorias y cardiovasculares, agravando la susceptibilidad a COVID-19 y acelerando el cambio climático.

Las estadísticas son alarmantes, pero no tienen por qué ser irremediables

La pandemia ha impactado nuestra forma de vivir y ganarnos la vida, toda vez que nos brinda un panorama de cómo se podrían ver nuestras ciudades bajo una nueva perspectiva. La crisis sanitaria es el gran acelerador: exponiendo las vulnerabilidades pre-existentes de nuestras sociedades, desencadenando una terapia de choque en forma de fuertes restricciones e impulsando al cambio.

Los confinamientos prolongados y las estrictas cuarentenas dejaron ver cielos más limpios cuando las industrias cerraron y los automóviles dejaron de circular. Santiago de Chile registró sus tasas de contaminación atmosférica más bajas en treinta años, lo que permitió tener una visión más clara de los Andes nevados, mientras que la ciudad atestiguó el regreso de las tan esperadas lluvias.

Madrid, Barcelona y Lisboa vieron caer la contaminación entre un 40 y un 55 por ciento de una semana a otra. Nueva Delhi – una ciudad conocida por su “nube tóxica y espesa de smog café” – experimentó su más larga racha de aire limpio en la historia reciente. Estas victorias para nuestro medio ambiente y nuestra salud no deben ser a costa de la pérdida de empleos ni de la ruina económica.

Cielos limpios para el futuro

A medida que reconstruimos nuestras ciudades y sociedades, necesitamos hacerlo mejor, imaginando y creando el tipo de ciudades y sociedades en las que queremos vivir:

Ciudades más verdes impulsadas por energía renovable local, más limpia para nuestro planeta y nuestros pulmones;

• Ciudades integradas conectadas a los entornos locales, usando soluciones derivadas de la naturaleza para filtrar nuestro aire y dar sombra a nuestras calles;

• Ciudades accesibles, equitativas e inclusivas. Ciudades de 15 minutos con los artículos de primera necesidad a corta distancia (a pie o bicicleta) y dando estímulo económico local para impulsar los presupuestos municipales más olvidados;

• Ciudades con aire más limpio, cielos más azules y personas más saludables.

Estas ciudades están a nuestro alcance, pero requieren decisiones audaces y la introducción de innovaciones, especialmente durante la transición de nuestros sectores de hidrocarburos y transporte.

La buena noticia es que hay ciudades en todo el mundo que ya han comenzado a actuar. En Milán, Paris, Bogotá y Kampala se ha construido una amplia infraestructura ciclista para mejorar los saturados sistemas de transporte público, apoyar los estilos de vida activos, así como para hacer frente a la contaminación atmosférica local y romper con la dependencia de los combustibles fósiles.

Del mismo modo, los sistemas de energía renovable se han vuelto económicos, los beneficios de la calidad de aire por sí solos pagarían por la transición energética.

Una crisis de salud y medio ambiente

Los combustibles fósiles son los culpables comunes tanto de la contaminación del aire como del cambio climático. Aunque el cambio climático puede parecer complejo y distante, la contaminación atmosférica nos afecta hoy y nuestros hijos e hijas son quienes más sufren, debido a sus veloces ciclos respiratorios y a su mayor vulnerabilidad.

La pandemia que enfrentamos hoy como humanidad es una llamada de atención y un pronóstico de crisis más grandes y complejas en el horizonte. Sin embargo, hemos visto la gran dedicación y el esfuerzo coordinado que esta crisis sanitaria mundial ha recibido.

¿Cómo se puede aprovechar este mismo impulso para hacer frente a la crisis climática y atmosférica? La contaminación del aire, responsable de cerca de siete millones de muertes por año, es también una severa crisis de salud mundial.

* Esta es una comunicación oficial del World Wildlife Fund (WWF) bajo una licencia Creative Commons. 

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