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Cambio climático, una emergencia sanitaria para la salud de los niños

Cambio climático, una emergencia sanitaria para la salud de los niños

El cambio climático se convirtió en una emergencia sanitaria especialmente para la salud de los niños en el mundo y puede acabar con el futuro de toda una generación si las temperaturas globales no se mantienen por debajo de los 2°C, reveló una nueva investigación.

Londres.- Una investigación hecha por The Lancet Countdown 2019 sobre salud y cambio climático reveló que "si no se atiende con urgencia el problema del cambio climático, advierte, podrían revertirse los logros de los últimos 30 años, en que disminuyeron progresivamente las tasas de mortalidad, sobre todo en la niñez ".

La investigación, elaborada por 35 instituciones internacionales, entre ellas la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial (BM), muestra claramente la relación entre el cambio climático, la destrucción del medio ambiente y la salud.

El aumento de las temperaturas alimenta el hambre y la desnutrición, aumenta la escala y el alcance de las enfermedades infecciosas e incrementa la frecuencia de eventos climáticos extremos, en tanto que la contaminación del aire se ha vuelto tan mortal para el pulmón humano como fumar tabaco.

El estudio menciona que “según las emisiones actuales, quienes nazcan ahora vivirán en un mundo 4 grados Celsius más cálido a la edad de 71 años y estará expuesto a los impactos del cambio climático desde el comienzo de su vida”.

El incremento de las temperaturas, las sequías y las inundaciones devastan los cultivos, provocan que disminuyan los rendimientos, privan a las personas de sus medios de vida y elevan los precios de los alimentos, lo que conduce al hambre y a la desnutrición, particularmente en países que dependen de la agricultura como Burkina Faso.

"La desnutrición aguda en niños de cinco años en Burkina Faso supera el 10 por ciento, y en la India, causa dos tercios de las muertes en menores de cinco años", afirma el informe Lancet.

Los menores también sufrirán por el aumento de enfermedades infecciosas, ya que el incremento de las temperaturas, el calentamiento de las aguas, los cambios en los patrones de lluvia y los altos niveles de humedad, propician la propagación de bacterias que provocan enfermedades diarreicas como el cólera, y crean condiciones ideales de reproducción para los vectores portadores de malaria o dengue.

En 2017 se estimaron 435 mil muertes por malaria a nivel mundial y cada dos minutos muere un niño en el mundo a causa de la enfermedad, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En países como Burkina Faso, donde la malaria causó más de 28 mil muertes sólo en 2018, esta situación es preocupante, de acuerdo con estimaciones de la institución sanitaria internacional.

Pero el cambio climático también permitirá que los mosquitos portadores de enfermedades lleguen a nuevos países, como los del sur de Europa, por lo que alrededor de la mitad de la población mundial estará en riesgo de contraer la enfermedad del dengue, según el informe de The Lancet.

Si los niños sobreviven a la desnutrición y las enfermedades infecciosas, continúa la investigación, es posible que no se libren de la contaminación del aire, que podría alterar su funcionamiento pulmonar, empeorar el asma e incrementar el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.

A la fecha, se considera que la contaminación del aire exterior por partículas menores a 2.5 micras (PM2.5), ya contribuye a 2.9 millones de muertes prematuras.

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