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En los últimos 50 años se ha producido un desastre climático diario

En los últimos 50 años se ha producido un desastre climático diario

Según el Atlas de la OMM sobre mortalidad y pérdidas económicas debidas a fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos (1970-2019), en todo el mundo se registraron más de 11  mil desastres atribuidos a esos peligros.

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Inundaciones en Filipinas. Efe/Francis R. Malasig

OMM.- Según un nuevo y exhaustivo informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), en los últimos 50 años se ha producido, de media, un desastre diario provocado por peligros meteorológicos, climáticos o hidrológicos que se ha cobrado la vida de 115 personas y ha ocasionado pérdidas diarias por valor de 202 millones de dólares de los Estados Unidos.

En ese período de 50 años, el número de desastres se ha quintuplicado, impulsado por el cambio climático, el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos y la mejora en los mecanismos de suministro de información.

Ahora bien, gracias al perfeccionamiento de los sistemas de alerta temprana y a la mejora de las prácticas de gestión de desastres, el número de muertes es casi tres veces menor.

Según el Atlas de la OMM sobre mortalidad y pérdidas económicas debidas a fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos (1970-2019), en todo el mundo se registraron más de 11  mil desastres atribuidos a esos peligros, que ocasionaron algo más de 2 millones de víctimas mortales y 3.64 billones de dólares en pérdidas.

El informe constituye la revisión más exhaustiva realizada hasta la fecha de la mortalidad y las pérdidas económicas causadas por fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos. En él se evalúa el período completo de 50 años y también se analiza cada década por separado.

Entre 1970 y 2019, los peligros meteorológicos, climáticos e hidrológicos fueron la causa del 50 % de todos los desastres acaecidos, del 45 % del conjunto de muertes notificadas y del 74 % de las pérdidas económicas declaradas.

Más del 91 % de esas muertes se produjeron en países en desarrollo (según la clasificación de países de las Naciones Unidas).

Si se tienen en cuenta los diez desastres más importantes, los peligros que provocaron la mayor cantidad de víctimas mortales durante el período analizado fueron las sequías (650 mil muertes), las tormentas (577 mil  232 muertes), las crecidas (58 mil 700 muertes) y las temperaturas extremas (55 mil 736 muertes).

Entre 1970 y 2019, las víctimas mortales se redujeron a casi una tercera parte. Así, la cantidad de fallecidos pasó de más de 50 mil en la década de 1970 a menos de 20 mil en la década de 2010. En los años setenta y ochenta del siglo pasado se registró una media de 170 muertes diarias causadas por fenómenos extremos.

En la década de 1990, ese promedio se redujo en un tercio, hasta situarse en 90 víctimas al día, y luego siguió bajando en la década de 2010, hasta llegar a 40 muertes diarias.

En cuanto a las pérdidas económicas, entre los diez fenómenos más devastadores figuran las tormentas (521 mil millones de dólares) y las crecidas (115 mil millones de dólares).

Durante el período de 50 años evaluado, cada día se produjeron, de media, daños valorados en 202 millones de dólares. Las pérdidas económicas se multiplicaron por siete desde la década de 1970 hasta la de 2010. Las pérdidas declaradas entre 2010 y 2019 (383 millones de dólares diarios de media) fueron siete veces superiores a las registradas entre 1970 y 1979 (49 millones de dólares).

La causa más frecuente de los daños fueron las tormentas, que provocaron las pérdidas económicas más cuantiosas en todo el mundo. De todos los peligros, es el único al que se le atribuyen cada vez más desastres.

Tres de los diez desastres más costosos se produjeron en 2017: los huracanes Harvey (96 900 millones de dólares), María (69 400 millones de dólares) e Irma (58 200 millones de dólares). Por sí solos, esos tres huracanes representaron el 35% de las pérdidas económicas totales ocasionadas por los diez desastres más importantes ocurridos en todo el mundo entre 1970 y 2019.

"La cantidad de fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos está aumentando, y esos episodios serán más frecuentes y graves en muchas partes del mundo como consecuencia del cambio climático", afirma el Secretario General de la OMM, profesor Petteri Taalas.

"Esto significa más olas de calor, sequías e incendios forestales como los observados recientemente en Europa y América del Norte. Tenemos más vapor de agua en la atmósfera, y ello exacerba las lluvias extremas y las inundaciones mortales. Además, el calentamiento de los océanos ha modificado tanto la frecuencia de las tormentas tropicales más intensas como la zona en la que se producen", comenta el profesor Taalas.

"Las pérdidas económicas aumentan a medida que se incrementa la exposición. Pero, tras las crudas estadísticas, se esconde un mensaje de esperanza. La mejora de los sistemas de alerta temprana multirriesgos ha permitido reducir considerablemente la mortalidad. En otras palabras: nunca antes hemos estado tan capacitados para salvar vidas", explica el profesor Taalas.

Con todo, aún queda mucho por hacer. Solo la mitad de los 193 Miembros de la OMM cuentan con sistemas de alerta temprana multirriesgos, y las redes de observación meteorológica e hidrológica de África, algunas partes de América Latina y los Estados insulares del Pacífico y el Caribe presentan graves deficiencias.

La OMM está fortaleciendo la colaboración con sus asociados para dar respuesta a los riesgos asociados a los fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos. La Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), que se traslada a la sede de la OMM en Ginebra el 1 de septiembre, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han contribuido a la elaboración del Atlas de la OMM.

"Se salvan más vidas gracias a los sistemas de alerta temprana, pero también es cierto que el número de personas expuestas a riesgos de desastre aumenta debido al crecimiento demográfico en zonas sujetas a peligros y a la creciente intensidad y frecuencia de los fenómenos meteorológicos. Debe redoblarse la cooperación internacional para encarar el problema crónico que supone la enorme cantidad de personas obligadas a desplazarse cada año por las crecidas, las tormentas y las sequías. Es preciso invertir más en la gestión integral de los riesgos de desastre y, al hacerlo, debemos velar por que la adaptación al cambio climático se integre en las estrategias nacionales y locales de reducción de ese tipo de riesgos", declara Mami Mizutori, Representante Especial del Secretario General para la Reducción del Riesgo de Desastres y Jefa de la UNDRR.

"Durante los últimos 18 meses, la pandemia de COVID‑19 se ha sumado a muchos otros peligros, tanto naturales como de origen humano, en particular fenómenos meteorológicos extremos. Ello no hace más que evidenciar la necesidad de invertir más en reducción de riesgos de desastre y de incorporar a la gestión de ese tipo de riesgos y a los sistemas de alerta temprana un enfoque multirriesgos que permita reducir los riesgos y reforzar la preparación ante aquellos casos en los que puedan coexistir varios desastres", afirma la señora Mizutori.

"La reducción de las pérdidas causadas por desastres es uno de los objetivos del Marco de Sendái para la Reducción del Riesgo de Desastres adoptado por los Estados Miembros de las Naciones Unidas en 2015. Sin embargo, la incapacidad para lograr ese objetivo compromete tanto la erradicación de la pobreza por parte de los países en desarrollo como la consecución de otros importantes Objetivos de Desarrollo Sostenible", señala la señora Mizutori.

El Marco de Sendái incluye las alertas tempranas en una de sus siete metas mundiales: "Incrementar considerablemente la disponibilidad de los sistemas de alerta temprana sobre amenazas múltiples y de la información y las evaluaciones sobre el riesgo de desastres transmitidas a las personas, y el acceso a ellos, para 2030".

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