México.- Mediante el uso de la red social Twitter, correo electrónico y su página web, el Observatorio Hidrológico (OH) del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM emite mensajes, en tiempo real, para informar dónde y cómo llueve en la Ciudad de México, a fin de prevenir desastres, mantener a salvo a la población y proveer a las autoridades de herramientas para la toma de decisiones.
Lo anterior, de acuerdo con el titular del OH, Alejandro Sánchez Huerta, quien indicó además que esta instancia -proyecto mundial pionero en su especialidad- cuenta con 55 estaciones de medición en la capital del país.
Al seguir el sitio @ohiiunam el usuario recibe mensajes que dicen: “Inicio de lluvia en”; “Fin de lluvia en”; o “Intensidad de lluvia”, con información que “caerá” desde la nube.
“Desde algunas de las estaciones, hasta los servidores que tenemos en la nube, que es donde se procesa la información, se le hace llegar a los usuarios, no solo vía twitter, sino a través de correo electrónico, y a través de nuestra página, www.oh-iiunam.mx, en un tiempo de no más de un minuto”, explicó Sánchez Huerta.
El usuario, abundó el investigador universitario del II, también puede consultar mapas donde puede ver la precipitación instantánea, o la lluvia acumulada, en un determinado periodo, además de un semáforo donde por medio de diferentes colores que van de verde a rojo intenso, se puede identificar en cada alcaldía cuál es el nivel o tipo de precipitación que se presenta.
Subrayó que aun cuando el procesamiento de información para el año 2021 concluirá al inicio de 2022, se tienen registros de varios eventos que rebasaron 50 milímetros de precipitación acumulada en 24 horas en algunas estaciones.
“Este año sin duda es atípico, es tanta la información que no es fácil procesarla. En el 2021 hubo muchos eventos con una magnitud de precipitación importante, se habla de que precipitaciones del orden de 30 milímetros por suceso ya ponen en riesgo a los sistemas de drenaje de la ciudad, y por lo tanto en peligro de inundación; no se diga eventos de más de 50 milímetros”, destacó.
Podríamos encontrarnos que en el presente año al tener varios sucesos de gran magnitud pudiera rebasar lo ocurrido en 2017 y 2018, que fueron particularmente intensos. Este último ha sido el año con mayor cantidad de lluvias de gran intensidad en el último lustro: se presentaron al menos 10 eventos en los cuales la precipitación acumulada rebasó 50 mm; en el caso de la estación Zapata fue de casi 90 mm.
“El año 2017 tiene la marca de la precipitación más fuerte registrada por el OH en sus cinco años de operación, fue en la estación Acoxpa el 29 de mayo, con una lluvia que duró casi dos horas, con una precipitación acumulada de 112 mm, (equivalente a descargar 112 litros de agua en una superficie de un metro cuadrado), además alcanzó una intensidad de 250 mm/hora”, destacó el experto.
Aunque esperamos el procesamiento de datos del 2021, el 2018 ha sido el año con la mayor cantidad de lluvias de gran intensidad en el último lustro. En ese año, dijo, se presentaron al menos 10 eventos en lo que la precipitación acumulada rebasaron los 50 mm, y en el caso de la estación Zapata, fue cerca de los 90 mm.
Operación fundamental
Alejandro Sánchez explicó que las estaciones de monitoreo del OH–instancia que cumple cinco años– son energéticamente autónomas, ya que cuentan con panel solar y baterías para garantizar su operación las 24 horas.
El dispositivo principal que utilizamos para medir la lluvia se llama disdrómetro, el cual tiene dos cabezales: uno es emisor de luz láser y el otro un receptor.
“Cuando las partículas de lluvia cruzan el haz de luz interfieren y eso es lo que permite, mediante la calibración del equipo, poder determinar el número de gotas, su tamaño y su velocidad, y es con base en esto que se hace la interpretación de la intensidad de la precipitación”, reveló.
Una vez obtenida la información, mediante una microcomputadora se transmite a través de la red celular a servidores en la nube y de ahí al usuario.
El proyecto del Observatorio Hidrológico inició como iniciativa de académicos de la Coordinación de Hidráulica encabezados por Adrián Pedrozo Acuña, (actual director del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua-IMTA).
En el 2016 se pusieron en funcionamiento ocho estaciones de medición. Al año siguiente, con recursos de la UNAM y con el apoyo de organismos como la CONAGUA, continuó el crecimiento de la red y en ese año contaba con 15 estaciones. En 2018, con el apoyo del Gobierno de la Ciudad de México, logró las 55 que lo conforman actualmente, incluso cinco se ubican en municipios conurbados del Estado de México.
“El reto podría ser llevar esto a otras ciudades; sin embargo, la forma como se realiza la medición con estaciones sería muy complejo, tendríamos que pensar en ciertas localidades como Morelia, Mérida, Querétaro, donde la UNAM ya tiene instalaciones y donde sería mucho más fácil realizar el seguimiento y la operación de este tipo de sistemas”, enfatizó.
El universitario consideró que sería importante ampliar la cobertura a la zona no urbana del Valle de México, debido a que una cantidad importante de los pozos de nuestro acuífero se alimentan de la captación de aguas de ese territorio.