Nairobi.- Las oportunidades de empleo son una consideración clave en la planificación del crecimiento económico bajo en carbono, y la adopción generalizada de tecnologías de energía renovable crea oportunidades en toda la cadena de suministro, ya que a nivel mundial, el sector empleaba a 11 millones de personas a fines de 2018, según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA).
La Agencia considera que el avance de una transformación de energía basada en energías renovables, es una oportunidad para cumplir los objetivos climáticos internacionales, al tiempo que impulsa el crecimiento económico, crea millones de empleos y mejora el bienestar humano.
“Los paquetes de estímulo fiscal posteriores a la COVID-19 brindan la oportunidad de iniciar una recuperación transformadora y ecológica con la creación de empleos verdes”, señala por su parte Mark Radka, experto en energía y clima del afirma el Programa de las Naciones Unidas para el Medio AmbientePNUMA.
El estudio de IRENA “Energía renovable y empleos - Revisión anual 2019”, encuentra que la transformación del sistema de energía podría impulsar las ganancias acumuladas del Producto Interno Bruto global por encima de lo habitual en 98 billones de dólares entre 2020 y 2050.
Asimismo, casi cuadruplicaría los empleos de energía renovable a 42 millones, ampliaría el empleo en eficiencia energética a 21 millones y agregaría 15 millones en flexibilidad del sistema.
Aunque los principales mercados como China, Estados Unidos y la Unión Europea albergaron la mayor concentración de empleos en energías renovables, otros países asiáticos han surgido como exportadores de paneles solares fotovoltaicos, señala el informe.
El empleo sigue concentrado en un puñado de países, con Brasil, China, India, Estados Unidos y miembros de la Unión Europea a la cabeza, pero la huella geográfica cada vez más diversa de las capacidades de generación de energía y, en menor grado, el ensamblaje y plantas de fabricación, ha creado empleos en un número creciente de países.
La energía solar fotovoltaica siguió siendo el principal empleador entre las tecnologías de energía renovable en 2018, lo que representa un tercio del flujo de trabajo del sector. Asia acogió más de 3 millones de empleos fotovoltaicos, casi nueve décimas partes del total mundial.
El aumento de la producción hizo que los empleos en biocombustibles aumentaran 6 por ciento, a 2.1 millones, y Brasil, Colombia y el sudeste asiático tienen cadenas de suministro intensivas en mano de obra, mientras que las operaciones en los Estados Unidos y la Unión Europea son más mecanizadas.
La energía eólica soporta 1.2 millones de empleos y predominan los proyectos en tierra, aunque el segmento en alta mar está ganando terreno y podría aprovechar la experiencia y la infraestructura en el sector de petróleo y gas en aguas profundas.
La energía hidráulica tiene la mayor capacidad instalada de todas las energías renovables, pero ahora se expande lentamente. El sector emplea directamente a 2.1 millones de personas, tres cuartas partes de las cuales se encuentran en operaciones y mantenimiento.
Las energías renovables fuera de la red, junto con la expansión del acceso a la electricidad, han contribuido a la creación de empleo en África y Asia.
Varios factores determinan cómo y dónde se genera empleo a lo largo de la cadena de suministro de energía renovable, y entre ellos se incluyen políticas gubernamentales; la diversificación de las cadenas de suministro; patrones comerciales, y tendencias de reorganización y consolidación de la industria.
El cambio global hacia las energías renovables exige una creciente variedad de habilidades: técnicas, comerciales, administrativas, económicas y legales, entre otras, por lo que ampliar el grupo de talentos es una razón pragmática para impulsar la participación de las mujeres.
Actualmente, las mujeres representan el 32 por ciento de la fuerza laboral de energía renovable, sustancialmente más alto que el promedio del 22 por ciento reportado para la industria mundial de petróleo y gas.
“La energía renovable brinda la oportunidad de reconstruir mejor, crear empleos verdes, facilitar la transición a economías neutras en carbono y protegernos de futuras amenazas globales, incluidas las pandemias”, concluye el experto en cambio climático del PNUMA, Niklas Hagelberg.
Síguenos en @PortAmbiental