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MIAF, un sistema agroecológico que beneficia a pequeños productores

Entrevista con Sergio Uribe Gómez

MIAF, un sistema agroecológico que beneficia a pequeños productores

El sistema Milpa Intercalada en Árboles Frutales (MIAF) donde se intercalan los árboles frutales con cultivos anuales como maíz y frijol, este permite proteger el suelo contra la erosión hídrica, mejorar y aprovechar el uso de los recursos como agua, luz y nutrientes, y mitigar el cambio climático al incrementar la captura de carbono.

México.- Desde Cotlaxtla, Veracruz, el científico del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap), Dr. Sergio Uribe Gómez, en entrevista con Acustik Rural, informó que los trabajos con la técnica agroecológica aplicada con el sistema de Milpa Intercalada en Árboles Frutales (MIAF).

Uribe indica que el sistema MIAF beneficia a pequeños productores, lo que permite incrementar su ingreso y la generación de empleos, proteger el suelo contra la erosión hídrica, mejorar y aprovechar el uso de los recursos como agua, luz y nutrientes, y mitigar el cambio climático al incrementar la captura de carbono.

“Debido a que sus terrenos son limitados, se busca un uso intensivo, se tiene evidencias de que con el sistema tradicional los ingresos son menores a un salario mínimo, y con el sistema pueden lograrse hasta tres salarios mínimos”, declaró el Dr. Uribe Gómez en radio Acustik.

En 2003 iniciaron los trabajos con la aplicación de la técnica MIAF, donde se intercalan los árboles frutales con cultivos anuales como maíz y frijol.

El sistema MIAF consiste en establecer hileras de árboles frutales en la milpa, y consta de tres componentes: el primero son los árboles que se establecen en sentido perpendicular a la pendiente; posteriormente la instalación de los cultivos anuales en franjas (aguas arriba y aguas abajo) de la hilera de árboles, los frutales se establecen a un metro de distancia entre árbol, una producción intensiva que ocupa la tercera parte del terreno; y la última de maíz, en franjas sembradas en cada dos surcos arriba y abajo de los árboles frutales, explicó el especialista del INIFAP.

Comentó que aproximadamente se requiere de 150 jornales para establecer el sistema, y hasta 180 jornales para darle mantenimiento a los árboles frutales, además del cultivo de maíz y frijol.

El MIAF permite detener la erosión hídrica -proceso que implica la pérdida de la capacidad productiva de las tierras agrícolas-, uno de los problemas más comunes y serios que tienen las unidades de producción, debido a que las parcelas, por lo general, están ubicadas en terrenos con pendiente; también, porque se realizan algunas prácticas que favorecen la erosión.

Dijo que la pérdida de suelo es muy alta, y que se han estimado pérdidas anuales de hasta 199 toneladas por hectárea en el cultivo de maíz; con el sistema, una vez que se establece, la pérdida de suelo se reduce hasta 13 toneladas por hectárea, aseguró el investigador del Instituto, quien también señaló que “otra de las ventajas del MIAF, es que ofrece empleo para la comunidad rural, para que no tenga que desplazarse a las ciudades”.

El Dr. Sergio Uribe expuso que para establecer un sistema MIAF se debe definir la pendiente que tiene el terreno, porque de eso dependerá el distanciamiento que habrá entre las hileras de árboles, y éstas a su vez, se establecen de forma perpendicular a la pendiente, de tal manera que se permita establecer un filtro de sedimentos que retenga el suelo que se está perdiendo.

La línea guía es el inicio para trazar, se realiza a nivel para establecer otras franjas cada 14 metros de distancia, los árboles se plantan a un metro, y se podan continuamente, dependiendo de las características de la especie para mantenerlos en una altura que permita la cosecha y su manejo.

Adicionalmente, se coloca un filtro de escurrimientos -rastrojos de maíz y frijol-, en la parte inferior de entre los árboles para que constituya un obstáculo, disminuya la velocidad de los escurrimientos, propicie la sedimentación, y con ello, se cree una terraza de formación sucesiva, describió el Dr. Uribe.

Regularmente, las especies que se utilizan con la técnica se adaptan a climas templados (durazno, manzana, pera y tejocote), en climas tropicales y subtropicales se requieren de especies como chicozapote, guayaba y aguacate.

El abanico o espectro de especies puede ampliarse, considerando su adaptabilidad a la región donde se establecerá el sistema y donde exista el mercado de calidad.

Estudios del INIFAP aseguran que la interacción entre los cultivos permite una mayor producción de materia seca por unidad de agua, de tal forma que se produce 1.5 veces más materia seca por un kilogramo de agua, en comparación con el sistema tradicional.

La tecnología requiere alrededor de 700 árboles frutales por hectárea, los cuales deben ser de buena calidad, ya que la plantación tarda entre 20 y 25 años produciendo, lo que demanda asesoramiento específico para el manejo adecuado de los árboles.

En un módulo establecido en el Campo Experimental Cotaxtla, el INIFAP pone en práctica el sistema con árboles en producción, con rendimientos de maíz que se han incrementado por el arreglo de dos surcos de maíz y frijol, permitiendo que la luz penetre más hacía la parcela, y que el maíz aproveche el recurso para obtener mayor rendimiento.

En un inicio, el módulo tenía un 15 por ciento de pendiente, actualmente, se redujo a un siete/ocho por ciento, derivado de que los sedimentos no han salido de la parcela y se han quedado en cada una de las franjas, y ha disminuido la pendiente del terreno, lo que origina una mayor infiltración de agua de lluvia para provecho de los cultivos, platicó el investigador Sergio Uribe.

Chiapas, Oaxaca y el Estado de México, son los estados donde se ha adoptado la técnica agroecológica que ha beneficiado, por medio de la capacitación de los investigadores del Instituto, a pequeños productores y técnicos de las entidades.

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