México.- La expansión del turismo en la Península de Yucatán ha generado conflictos socioambientales, la privatización formal y encubierta de tierras, la reconversión de hoteles y la expansión territorial de los grupos económicos locales que ha impactado la estructura político-administrativa, afirmó el doctor Samuel Joulat en el seminario Procesos de despojo y megaproyectos en tiempos de la 4T, organizado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El investigador de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán señaló que en el contexto de turistificación acelerada se ha observado la llegada de más trabajadores y el desplazamiento del turismo de lujo a nuevos espacios por parte de los spring breakers.
Además de la diversificación del transporte y nuevas vialidades “también se está dando la reconversión de hoteles en departamentos, ha surgido el turismo alternativo que penetra el mundo rural, si bien en este proceso se ha consolidado el de tipo comunitario donde existe la propiedad social de la tierra, del equipo y de la infraestructura y las decisiones son tomadas en colectividad y el reparto de los ingresos es equitativo”.
Esta clase de turismo plantea procesos horizontales y solidarios de adquisición de capacidades y la profesionalización de los servicios; “el objetivo es ir más allá de los intentos empresariales de apropiación, así como de los discursos oficialistas, con el propósito de afianzar y fortalecer la base comunitaria”, dijo en la ponencia Procesos y escalas. Respuestas locales articuladas en un contexto de turistificación acelerada en la Península de Yucatán.
Los principales conflictos socioambientales se localizan en Homún y Punta Laguna, Yucatán, así como Bacalar, Tulum, Tajamar y Holbox, en Quintana Roo, lugares donde se ha generado la privatización formal en tres variantes: por compra directa para el desarrollo turístico; expropiación por parte del Estado y su posterior concesión a una empresa privada, y una privatización que se extiende sobre el contexto de tierras beneficiadas por la valoración turística.
En tanto, la privatización encubierta se concreta a través de un proceso oculto de transferencia, por el surgimiento o evolución de una cooperativa hacia criterios de funcionamiento más corporativos y a través de mecanismos de subordinación de ésta a empresas privadas que utilizan sus servicios, si bien en la región maya existen 39 Áreas Naturales Protegidas, apuntó el investigador.
En el ensayo Aproximación regional del turismo alternativo: del caso de estudio a la modelización el investigador define la turistificación como el proceso por el cual un espacio pasa de ser no-turístico a turístico.
En el texto “pretende analizar la importancia de la territorialización de esa actividad, con el juego de escalas como herramienta básica para comprender el fenómeno turístico en el mundo globalizado, y entendiéndolo como alternativo y como un elemento estructurante para algunas regiones.”
En su estudio la dimensión regional del espacio turístico es explicada por la proximidad existente entre los lugares en los que el turismo es una actividad preponderante.
“Esta red de dimensión regional da origen a la región turística y la región turística del traspaís Cancún-Riviera Maya es tanto una región homogénea por sus aspectos bioculturales, una región histórica, la de los mayas cruzoob, –mayas insurrectos en la guerra de castas– una región económica marcada hoy día por la actividad turística y una región vivida por sus habitantes, quienes construyeron espacios de vida en sus pueblos o entre sus pueblos de origen y centros de trabajo.”
El investigador y otros colegas consideran que el turismo alternativo incluye aquellas prácticas que cumplan con los criterios de ser alternativas al sistema de desarrollo económico dominante, que representen opciones al modelo de desarrollo turístico intensivo de sol y playa con prácticas sociales y ambientales más benignas.
El boom turístico de Cancún inició en la década de los años setenta, lo que la convirtió en polo rector en la Península, por esa razón el estado de Quintana Roo ha reportado las más altas tasas de crecimiento poblacional del país y Cancún por su oferta de empleo ha atraído a población de localidades de la región para laborar en los servicios turísticos y de la construcción.
En los años 90 del siglo pasado se dio la expansión del corredor turístico litoral –Riviera Maya–, espacio que tiene grandes complejos hoteleros que funcionan a modo de enclave turístico; “de esta etapa resulta el crecimiento urbano de Playa del Carmen, que se convierte en un núcleo urbano de importancia regional”, explica el investigador.
El traspaís –se relaciona con las nociones de interior, margen y periferia y refiere a la región tierra adentro– y los territorios rurales de adentro viven un auge y expansión del turismo alternativo hacia la región interior de la Península.
En la década del 2000, “la iniciativa de la Organización Mundial del Turismo de promoción del turismo alternativo permeó a los esquemas de planeación turística en México”, reconoció Jouault.
En este escenario, con el apoyo gubernamental y civil, varias localidades rurales localizadas en el traspaís del corredor Cancún-Riviera Maya se convirtieron en ofertantes de un turismo alternativo y complementario, estrechamente vinculado al del litoral.
A principios de 2016 se contabilizaron noventa empresas de turismo alternativo ubicadas en el traspaís de Cancún-Riviera Maya –operadas por el Estado, privadas y del sector social de la economía–, de las cuales 70 eran del sector social; es decir, operadas colectivamente bajo la figura jurídica de sociedad cooperativa, ejido o sociedad de producción rural.
“La región del traspaís del corredor Cancún-Riviera Maya es actualmente un espacio turistificado, donde la oferta se incrementa año tras año y los flujos aumentan de manera paralela. El desarrollo de esta región como sitio ofertante de turismo es un fenómeno reciente”, concluyó el investigador.