Restauración de la naturaleza: siete estrategias para combatir la sequía

El Día Mundial del Medio Ambiente es una oportunidad para unirnos en la protección de nuestro planeta, todos podemos trabajar juntos para revertir la degradación de la tierra y construir un futuro más sostenible para todos.

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Camino en el Bosque
Lucie Hošová / Unsplash

La salud del planeta depende directamente de la salud de la tierra que habitamos. Sin embargo, más de 2,000 millones de hectáreas de tierra en todo el mundo están degradadas, afectando a más de 3,000 millones de personas y poniendo en peligro innumerables especies. Ante esta crisis, es esencial que tomemos medidas para restaurar los ecosistemas degradados y detener la desertificación.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) propone siete maneras de participar para restaurar  los ecosistemas, frenar la desertificación y combatir la sequía, conócelas:

1.- Apoyar la agricultura sostenible

 La agricultura es vital para la subsistencia de muchas personas en todo el mundo, sin embargo, nuestros sistemas alimentarios actuales son insostenibles y contribuyen a la degradación del suelo. Es crucial promover prácticas agrícolas regenerativas que aumenten la producción de alimentos mientras preservan los ecosistemas.

Gobiernos y entidades financieras pueden liderar este cambio promoviendo prácticas que aumenten la producción de alimentos sin dañar los ecosistemas. Reorientar las subvenciones agrícolas hacia métodos sostenibles y apoyar a los pequeños agricultores es un paso esencial para garantizar la salud de nuestro planeta y las comunidades.

Las empresas agrícolas pueden liderar el camino desarrollando cultivos resistentes al clima y adoptando métodos sostenibles. Los consumidores también tienen un papel importante al elegir dietas regionales y ricas en plantas, promoviendo así un sistema alimentario más saludable.

2.- Cuidar los suelos

Los suelos sanos son fundamentales para la biodiversidad y la producción de alimentos. Adoptar técnicas como la labranza cero y el uso de composta puede mejorar la salud del suelo y mitigar el cambio climático al actuar como sumideros de carbono.

El suelo es un ecosistema vital y diverso que sustenta la vida en nuestro planeta. Es el hogar de casi 60% de las especies terrestres y la fuente del 95% de nuestros alimentos, además, un suelo sano desempeña un papel crucial en la lucha contra el cambio climático al actuar como un sumidero de carbono, ya que captura y almacena gases de efecto invernadero.

Para preservar y promover la salud del suelo, es fundamental que los gobiernos y el sector financiero respalden prácticas agrícolas sostenibles. Esto incluye el fomento de la agricultura ecológica y la adopción de técnicas como la labranza cero, que ayuda a mantener la estructura y la materia orgánica del suelo intactas.

3.- Proteger a los polinizadores

Tres de cada cuatro cultivos dependen de los polinizadores, pero estos están en grave declive. Reducir la contaminación y conservar los hábitats donde prosperan los polinizadores es esencial para proteger nuestra seguridad alimentaria.

La vitalidad de los cultivos y ecosistemas depende en gran medida de los incansables esfuerzos de los polinizadores. Estas criaturas, desde las abejas hasta los murciélagos, desempeñan un papel crucial en la producción de frutas y semillas, sin embargo, su existencia está en peligro, especialmente la de las abejas.

Para revertir esta tendencia, es imperativo tomar medidas para proteger y promover su hábitat. Reducir la contaminación atmosférica, limitar el uso de pesticidas y fertilizantes, y conservar áreas naturales como praderas y bosques son pasos cruciales.

Además, fomentar entornos urbanos amigables para los polinizadores mediante la creación de espacios verdes y estanques, así como fomentar la siembra de flores autóctonas, no solo beneficiará a estas especies esenciales, sino que también enriquecerá la biodiversidad local y la calidad de vida urbana.

4.- Restaurar ecosistemas de agua dulce

Los ecosistemas acuáticos dulces son vitales para el equilibrio del medio ambiente, alimentando los ciclos del agua y proveyendo recursos esenciales para la humanidad. Sin embargo, enfrentan una amenaza creciente debido a la contaminación, el cambio climático y la sobreexplotación. 

Es crucial mejorar la calidad del agua, identificar y abordar las fuentes de contaminación, y monitorear de cerca la salud de los ecosistemas de agua dulce. Además, es esencial que los países se unan en iniciativas como el Desafío del Agua Dulce para restaurar ríos y humedales degradados antes de 2030.

Esto implica la eliminación de especies invasoras, la replantación de vegetación nativa y el impulso de innovaciones en la gestión de aguas residuales en entornos urbanos

5.- Conservar los ecosistemas costeros y marinos

Los océanos y mares proporcionan oxígeno, alimentos y protección contra el cambio climático. Proteger y restaurar ecosistemas como manglares, marismas saladas, bosques de algas y arrecifes de coral, es crucial para garantizar la sostenibilidad de las comunidades costeras, las cuales desempeñan un papel crucial en la regulación del clima y la protección contra condiciones meteorológicas extremas.

Para garantizar la preservación de este valioso recurso para las generaciones futuras, es crucial que los gobiernos aceleren la implementación del Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal. Esto implica una acción decisiva para restaurar los ecosistemas marinos, mientras se establecen normativas estrictas para combatir la contaminación y la acumulación de desechos plásticos en las áreas costeras.

Una estrategia clave para abordar este desafío es adoptar un enfoque basado en el ciclo de vida en el diseño de productos plásticos, promoviendo su reutilización, reparación y reciclaje. 

6.- Integrar la naturaleza en las ciudades

Las ciudades consumen el 75% de los recursos del planeta, generan más de la mitad de los residuos globales y son responsables de al menos el 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Esta expansión urbana también puede desencadenar efectos adversos como sequías y degradación del suelo.

El rápido crecimiento de la población urbana plantea desafíos ambientales significativos, sin embargo, estas mismas ciudades tienen el potencial de convertirse en agentes de cambio positivo.

La integración de espacios verdes, como bosques urbanos, masas de agua y tejados verdes, no solo puede mitigar los efectos adversos del desarrollo urbano, como la contaminación del aire y la pérdida de biodiversidad, sino también mejorar la calidad de vida de los habitantes urbanos al proporcionar áreas de recreación y aliviar las olas de calor.

Al adoptar enfoques innovadores y sostenibles, las ciudades pueden liderar el camino hacia un futuro más equilibrado y saludable para el medio ambiente y sus residentes.

7.-Invertir en restauración ambiental

Duplicar las inversiones en soluciones basadas en la naturaleza es fundamental para cumplir los objetivos mundiales en materia de clima y biodiversidad. Los gobiernos, el sector privado y los individuos pueden contribuir financiando actividades de restauración y adoptando prácticas sostenibles.

Para alcanzar los objetivos globales en términos de clima, biodiversidad y restauración de ecosistemas, se requiere un aumento significativo en las inversiones destinadas a soluciones basadas en la naturaleza. Según las proyecciones, estas inversiones deberían más que duplicarse, llegando a los 542.000 millones de dólares para el año 2030. 

La colaboración entre los diferentes actores, desde los gobiernos hasta los individuos, se vuelve fundamental para enfrentar los desafíos ambientales actuales. Al invertir en soluciones basadas en la naturaleza, no solo se contribuye a la protección del medio ambiente, sino también al desarrollo de modelos económicos más sostenibles y resilientes. 

Con medidas concretas, como la financiación de proyectos de restauración de ecosistemas y el fomento de prácticas empresariales responsables, es posible avanzar hacia un futuro más verde y equitativo para las generaciones venideras.

El Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra el 5 de junio, es una oportunidad para unirnos en la protección de nuestro planeta. A través del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas 2021-2030, podemos trabajar juntos para revertir la degradación de la tierra y construir un futuro más sostenible para todos.

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