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En la Antártida podrían crearse áreas marítimas protegidas a gran escala

En la Antártida podrían crearse áreas marítimas protegidas a gran escala

La Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR) estudia crear áreas marinas protegidas a gran escala junto al continente más austral del planeta, indicó su secretario ejecutivo, David Agnew.

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David Agnew
El secretario ejecutivo de la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR), David Agnew. Efe/José Jácome

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Quito.- El secretario ejecutivo de la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR), David Agnew sostuvo que "en la Antártida estamos debatiendo ahora crear áreas marinas protegidas a gran escala para resguardarlas de cambios climáticos y asegurar que los ecosistemas en el Antártico son preservados de manera sostenible".

El responsable del organismo internacional que aglutina a 24 países y la Unión Europea, recordó que "a lo largo de la historia del CCAMLR nos hemos enfrentado constantemente al reto del consenso", aludiendo a que las resoluciones deben adoptarse por unanimidad.

Y también que la primera área marítima protegida creada por la Comisión, en el Mar de Ross, en el océano Antártico, y considerada la reserva más grande del mundo con cerca de 2 millones de kilómetros cuadrados, requirió seis años de deliberaciones.

Entre los proyectos que no han logrado aún el visto bueno de la organización figura el de crear una zona protegida en el mar de Weddell, propuesta por Alemania y que cuenta con el respaldo de la UE, que abarcaría 1.8 millones de kilómetros cuadrados libre de barcos pesqueros industriales y otras amenazas.

Al respecto, Agnew reconoció que ese mar y la península Antártica son las dos zonas más importantes bajo lupa en estos momentos, y que los investigadores llevan cuatro años analizando, pero se mostró cauto a la hora de pronosticar un acuerdo próximo.

"Mi visión es que no puedes esperar que esto suceda inmediatamente, pero espero que llegue pronto, bajo mi mandato", que expira en 2022.

La CCAMLR nació en 1982 en una convención internacional que le ordenó proteger la fauna y flora marina de la Antártida.

Pese a las observaciones de numerosas ONG, incluida Greenpeace, que acusan al organismo multilateral de no cumplir con sus compromisos, su secretario ejecutivo menciona que las organizaciones "saben que siempre hemos elaborado protocolos de alto nivel para las capturas y que nuestros requerimientos para la pesca son muy elevados".

Señaló como ejemplo que en cada embarcación que faena en la zona bajo amparo de la Comisión existe la obligación de que viaje un observador, lo que no es el caso en otros organismos pesqueros.

Con todo y a pesar del criticismo de "no avanzar rápidamente" en sus compromisos, valoró que durante los 38 años que tiene el organismo se ha impulsado la práctica pesquera de manera sostenible.

Restó asimismo peso a otro aspecto que ha sido motivo de descontento y es la falta de una resolución que mejore el transbordo pesquero a fin de impedir las capturas ilegales o no supervisadas, según una iniciativa propuesta por Estados Unidos.

"Espero también que desde el punto de vista del buen manejo del transbordaje se adopte una regulación pronto, pero no creemos que hay mucha pesca ilegal" en las aguas antárticas, manifestó.

De acuerdo al alto cargo, el hecho de que haya observadores de la entidad en cada barco impide las prácticas ilegales.

La Convención para la Conservación de los Recursos Marinos Antárticos es un acuerdo internacional celebrado en la capital australiana, Canberra, en 1980, que entró en vigor en 1982 como parte del Sistema del Tratado Antártico.

Se encarga de regular la pesca de las especies del océano Austral, especialmente merluza negra, más conocida como bacalao de aguas profundas, centolla y kril.

La captura total de bacalao en el Antártico ronda en la actualidad las 15 mil toneladas, mientras que la de kril es de 350 mil toneladas, refirió Agnew.

Sobre la última especie, fundamental de la cadena trófica de los ecosistemas oceánicos, subrayó su "gran potencial", a la par que advirtió de que su captura debe ser "bien gestionada y conservada" a fin de no dañar el ecosistema antártico puesto que prácticamente todos los animales dependen del kril como sustento.

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