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Distribuidores de neumáticos plantean alternativas de responsabilidad ambiental

Distribuidores de neumáticos plantean alternativas de responsabilidad ambiental

Anualmente 500 mil neumáticos son desechados en México y los distribuidores de llantas están dispuestos a invertir en prácticas con responsabilidad ecológica a través de distintas técnicas y acciones de combate a la degradación ambiental.

El sector llantero acelera el combate a la degradación ambiental y de peligros para la salud que genera en México el desecho cada año de unos 500 mil neumáticos, afirmó la gerente general de la Asociación Nacional de Distribuidores de llantas y Plantas Renovadoras, A.C. (Andellac), Magda Espinosa.

Hay opciones para utilizar o reutilizar la llanta o reciclarla”, dijo Espinosa a Notimex durante una charla en las oficinas del organismo fundado hace casi 50 años en Guadalajara con el objetivo original de importar llantas para abastecer un mercado vehicular en ciernes, que evolucionó los últimos años en forma dramática.

La ejecutiva ilustró el cambio con la producción mexicana hoy día de unos 30 millones de llantas por año, el 60 por ciento de este volumen destinado a la exportación, y una variedad hasta de mil 500 modelos de llantas con características que define la industria cada vez que lanza al mercado un nuevo modelo vehicular.

Espinosa indicó que ante la evolución del sector y la preocupación por cuidar la ecología del país, el sector llantero está tomando más acciones para proteger el medio ambiente e impedir enfermedades como el dengue, por ejemplo, asociado a las malas prácticas de personas que retienen en sus casas llantas inservibles.

El hule de la llanta usada y/o desechada puede ser cortado, molido o quemado con el propósito de aminorar los efectos ambientales que genera.

En consecuencia, sostuvo, y prácticamente durante la última década, se han intensificado las acciones de todos los actores involucrados en este sector junto con ciudadanos consumidores para contrarrestar el fenómeno de la contaminación derivada del desecho de unas 500 mil llantas cada año.

Explicó que el hule de la llanta usada y/o desechada “puede ser cortado, molido o quemado” con el propósito de aminorar los efectos ambientales que genera.

Cada una de estas alternativas de destino final para las llantas desechadas en México plantea sin embargo nuevos retos y procesos, con resultados prometedores a mediano plazo, aún y cuando son todavía incipientes, admitió Espinosa.

Expuso por ejemplo que el cortado de la llanta permite la reutilización del hule para producir artesanías, en la industria de la construcción, la impermeabilización de inmuebles, el sector naviero, muelles y adoquines, suelas de calzado rústico como los huaraches, esculturas, muebles de jardines, juegos y parques infantiles, entre otros.

Reconoció sin embargo que el corte del hule es un recurso muy limitado para contrarrestar el efecto ambientalmente negativo del desecho de llantas y que estimó en apenas el 0.5 por ciento del total.

Refirió que otra alternativa para el aprovechamiento de las llantas de desecho consiste en el molido, que genera un polvito que se conoce como “negro humo”, utilizado para generar algunos productos, aunque es también de uso reducido.

Este proceso requiere, apunta Espinosa, “una enorme concientización” del consumidor de llantas para impedir la mala práctica de arrumbarlas en sus casas, “un altísimo factor de dengue” y aún el lanzarlas a barrancas o abandonarlas a la intemperie con daño en áreas naturales.

Señaló que el organismo promueve la destrucción de la llanta con una navaja para quitarle las marcas de los costados y probar al cliente que el neumático será destruido de manera controlada.

Un proceso adicional para la destrucción controlada de las llantas consiste en el denominado “pirólisis”, denominado así por el nombre Pirolo de la empresa pionera de este procedimiento.

Citó que una vez ya triturada, la llanta entra al quemado en hornos de empresas cementeras que utilizan filtros, pero que generan emisiones atmosféricas, bajo supervisión de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) a través de un documento conocido como manifiesto y sustentado en evidencias.

Es un proceso en el que la llanta entra en hornos a altísimas temperaturas y resulta un aceite que puede ser utilizado como combustible diésel. “Es magia”, resume Espinosa.

Reveló que los permisos para el proceso resultan complicados porque producir este tipo de aceite plantea competencias con Pemex y enfrenta dificultades en el uso en vehículos automotores, pero que podría ser empleado en maquinarias industriales.

“Está en una etapa experimental este proceso y de investigación, pero en algún momento hubo una empresa que nos presentó un proyecto”, dijo.

Admitió que aún están pendientes tareas como armar un plan de negocios, incluyendo proveeduría de maquinarias, hacer las corridas financieras y determinar el mercado, así como garantizar que el producto tenga la calidad requerida” para el consumo.

Los distribuidores de llantas también están preocupados y están dispuestos a invertir, así cuando la pirólisis no sea un gran negocio, pero sí por responsabilidad ecológica, planteó Espinosa.

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