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Contaminación acústica, un problema de salud pública

Contaminación acústica, un problema de salud pública

El ruido consiste en sonidos indeseables, desagradables y molestos al oído la mayoría de las veces, los cuales tiene orígenes diversos como: motores de autos, aviones y motocicletas; la actividad comercial, etc.

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Ruido
Chairulfajar

La contaminación acústica, conocida comúnmente como ruido, constituye un problema de salud pública y ambiental pocas veces identificado como origen de diversos padecimientos orgánicos, por lo cual debe ser atendido por la sociedad en su conjunto y dejar de verlo como una simple molestia a la que podemos o debemos habituarnos.

El ruido consiste en sonidos indeseables, inarticulados, sin armonía ni ritmo, desagradables y molestos al oído la mayoría de las veces, los cuales afectan a las personas mientras duermen o cuando desarrollan cualquier actividad, y tiene orígenes diversos como: motores de autos, aviones y motocicletas; la actividad comercial y fabril y los centros de esparcimiento y diversión, entre otras.

En 1910, el educador Edward B. Nitchie, quien había sufrido problemas laborales y personales por una sordera, creó en Nueva York la Liga para el Deficiente Auditivo con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas con problemas auditivos.

Con el paso del tiempo la pérdida del oído se fue convirtiendo en una problemática social por lo que, en 1996, el Centro para la Audición y Comunicación (CHC) proclamó el Día Internacional de la Concienciación sobre el Ruido que desde hace 20 años diversas organizaciones internacionales retoman cada último miércoles de abril, para alertar a la población sobre los riesgos de la contaminación acústica, o invisible, para el trastorno auditivo en particular, y la salud en general, y conminar a todos a reducirla.

Mediante sonómetros podemos medir los decibeles (dB) que ocasionan ciertas actividades y evitar que el ruido vaya más arriba de los 50 dB, rango máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud.

Distintos estudios demuestran que el deterioro auditivo empieza a los 75 dB, y al alcanzar un nivel de 125 dB comienza a producir dolor hasta los 140 dB en que se rebasa el umbral de dolor, de acuerdo con la Sociedad Española de Acústica (SEA), citada por el portal www.ambientum.com

Para evitar esas consecuencias podemos comparar algunos sonidos con el fin de tomar providencias y bajar el sonido de nuestras actividades.

El canto de los pájaros o la caída de un alfiler se ubican entre cero y 30 dB; una conversación normal o un susurro suave alcanza de 40 a 50 dB; una conversación en tono alto en una oficina se ubica entre los 60 y 70 dB; una podadora de pasto, el interior de una fábrica o el tráfico en movimiento produce de 70 a 90 dB; el ruido de una obra en construcción genera de 100 a 110 dB, lo mismo que el sonido de cláxones en los embotellamientos, y el despegue de un avión, de 130 a 140 dB, indica la SEA.

Cita entre los efectos negativos para la salud por la exposición prolongada al ruido:

  • Disminución importante de la capacidad auditiva o sordera
  • Trastornos psicológicos como paranoia, irritabilidad, estrés, mal humor y alteraciones en el rendimiento intelectual.
  • Problemas fisiológicos como pérdida de la audición, hipertensión, dolor de cabeza, taquicardia, fatiga, aceleración cardiaca, trastornos del sueño, molestias digestivas, disminución del apetito sexual, enfermedades cardiovasculares e infartos cerebrales.
  • Afectaciones sociales: contribuye a un número considerable de accidentes e incluso puede ser desencadenante de agresividad social, hostilidad y violencia.

Es necesario entonces ver con otros ojos la concientización sobre el problema del ruido. El arte y la reflexión colectiva han sido herramientas utilizadas en algunos de los 193 países que año con año celebran La semana del sonido de la UNESCO, evento único en su género que explora el sonido a partir de diferentes perspectivas: salud, música, cine, pero también a nivel sociológico.

En Francia, en 2020, se celebró durante la última semana de enero, a iniciativa de Christian Hugonnet, ingeniero acústico, un evento transversal para sensibilizar a un amplio público sobre el universo del sonido, en el cual se mostró cómo se puede abordar el problema del ruido y analizar el comportamiento de nuestras sociedades.

En conferencias y mesas redondas se disertó acerca de El ruido para los pobres, el silencio para los ricos, una reflexión sobre cómo el ambiente sonoro urbano puede volverse un nuevo elemento de segregación social; se preguntó si ¿El silencio es algo disponible para todos? y, en cuanto a la salud auditiva, un panel de expertos en acústica y salud auditiva deliberó acerca de El impacto de las bajas frecuencias en la salud, en alusión a las bajas frecuencias de alta intensidad que se escuchan en los conciertos de música.

Creatividad e imaginación pueden aportar mucho a la toma de conciencia para que seamos empáticos con los demás al producir sonidos e impedir que estos se conviertan en contaminación acústica, porque el impacto en la salud y el medio ambiente representa pérdida de la salud, de la tranquilidad y de un ambiente sano al que todos tenemos derecho.

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