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Hoy es Día Mundial de la Descontaminación Acústica

Hoy es Día Mundial de la Descontaminación Acústica

Mil 100 millones de jóvenes de todo el mundo pueden perder la audición por prácticas auditivas perjudiciales: OMS

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Ruido
Chairulfajar

El sonido se convierte en contaminante invisible cuando produce efectos nocivos fisiológicos y psicológicos a una persona o a un grupo de personas, a los animales, e incluso a las plantas, por lo que es necesario descontaminar el ambiente en que nos desenvolvemos, como lo proponen distintas organizaciones en el Día Mundial de la Descontaminación Acústica este 12 de junio.

La contaminación acústica, como se nombra técnicamente al ruido, es resultado de sonidos excesivos y molestos causados por distintas actividades humanas, como el tráfico vehicular, industrias, centros de diversión, aviones y barcos, y produce efectos negativos sobre la salud auditiva, física y mental de los seres vivos.

Sonidos muy fuertes o la exposición a ellos de manera regular o de manera prolongada dañan las células sensoriales y otras estructuras de forma permanente, e incluso pueden ocasionar pérdida irreversible de la audición.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que, independientemente del tiempo en que una persona esté expuesta a un conjunto de sonidos fuertes, excesivos y molestos, provoca cansancio en las células sensoriales auditivas, lo que ocasiona pérdida temporal de la audición y otros trastornos llamados acúfenos. Un ejemplo es la sensación de ensordecimiento luego de asistir a un concierto interpretado a gran volumen.

En su estudio “Escuchar sin riesgos”, la OMS señala que “aunque la audición mejora a medida que las células sensoriales se recuperan, cuando se trata de sonidos muy fuertes o si la exposición se produce con regularidad o de forma prolongada, las células sensoriales y otras estructuras del oído pueden verse dañadas de forma permanente, lo que ocasiona una pérdida irreversible de audición.

La pérdida ocasionada por sonidos agudos o de alta frecuencia podría no ser perceptible de inmediato, sin embargo, la exposición continuada lleva a una pérdida de audición progresiva, que afecta en último término a la comprensión del habla y repercute negativamente en la calidad de vida del individuo.

Algunas personas son más propensas que otras a la pérdida de audición provocada por el ruido por causas genéticas, enfermedades crónicas como la diabetes y la exposición al humo del tabaco, las cuales aumentan el riesgo de perder la audición.

La prevención es la estrategia más eficaz para evitar esa discapacidad que impacta el desarrollo social y educativo del individuo y su destreza para trabajar, entre otros aspectos, porque tanto niños como adultos que viven en entornos ruidosos pueden padecer un mayor estrés psicológico y ansiedad.

Se ha observado que las madres embarazadas que han estado desde comienzos de su embarazo en zonas muy ruidosas, tienen niños que no sufren alteraciones, pero si la exposición ocurre después de los cinco o seis meses de gestación, después del parto los niños no soportan el ruido, lloran cuando lo sienten y al nacer tienen un tamaño inferior al normal. Además, son más propensos a desarrollar problemas auditivos.

A los niños pequeños, la pérdida de audición causada por el ruido les afecta negativamente la adquisición del lenguaje. Asimismo, se presentan con frecuencia dificultades de aprendizaje, ansiedad y conductas que buscan llamar la atención.

En el aula, la exposición crónica al ruido puede dificultar el rendimiento académico en áreas como la capacidad lectora, la comprensión, la memoria a corto y largo plazo y la motivación. En general, el rendimiento escolar de los niños expuestos a entornos de aprendizaje ruidosos es más bajo y se refleja en las pruebas académicas.

La exposición al ruido durante la etapa de la vida juvenil contribuye a la pérdida de audición. Cuando las y los jóvenes se exponen a actividades como los partidos de fútbol sin la protección auditiva suficiente, o escuchan música a un volumen elevado, pueden presentar pérdida auditiva y considerables dificultades de comunicación en etapas posteriores.

Además, utilizar auriculares para escuchar música en dispositivos electrónicos representa peligros al aislarse del entorno cuando se circula por la calle, a pie o en bicicleta, ya que las personas se exponen a caídas o a ser atropelladas.

El problema de la pérdida de la audición es preocupante a nivel global, porque 1,100 millones de jóvenes de todo el mundo podrían estar en riesgo de sufrirla a consecuencia de prácticas auditivas perjudiciales.

La OMS calcula que más de 43 millones de personas de entre 12 y 35 años padecen una pérdida auditiva discapacitante. En países de ingresos medianos y altos, alrededor de 50% de las y los adolescentes y jóvenes de entre 12 y 35 años están expuestos a niveles de ruido perjudiciales a consecuencia del uso de dispositivos de audio personales como reproductores de MP3 y teléfonos inteligentes, y cerca del 40% están expuestos a niveles de ruido potencialmente nocivos en clubes, discotecas y bares.

Al mayor acceso a dispositivos de audio personales y el aumento de su uso para escuchar música, se aúna el hecho de que estos aparatos se utilizan a gran volumen y por periodos prolongados, comportamientos de riesgo que pueden dañar la capacidad auditiva de forma permanente.

La audición responsable y segura depende de la intensidad o volumen que se acostumbra, la duración en tiempo de escucha y la frecuencia o asiduidad a la exposición, tres factores relacionados entre sí y que contribuyen a la energía sonora total a la que un individuo está expuesto.

Experimentemos bajar el volumen al utilizar dispositivos de audio de uso personal y utilicemos tapones para los oídos cuando el ruido nos resulta inevitable.

Este 12 de junio, Día Mundial de la Descontaminación Acústica, es un buen momento para comenzar.

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