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La cuenca del Anáhuac concentra altas cantidades de contaminantes atmosféricos

La cuenca del Anáhuac concentra altas cantidades de contaminantes atmosféricos

El sistema de lagos de la cuenca del Anáhuac del Valle de México fue sustituido de manera gradual por un inmenso mar de asfalto, señaló un académico de la UAM.

La transformación de la cuenca del Valle de México es uno de los fenómenos más extraños en toda la historia de América, luego de que su sistema de lagos fuera sustituido de manera gradual por un inmenso mar, pero de asfalto, provocando un desastre ambiental irreparable en esta megalópolis, aseguró el doctor Gerardo Figueroa Lucero.

El profesor del Departamento de Hidrobiología de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) recordó que las características fisiológicas y geográficas de la cuenca del Anáhuac hacen que sea un sitio que concentra altas cantidades de contaminantes atmosféricos sobre todo por la falta de ventilación, los cuales quedan atrapados en aire, tierra y agua.

Algunos datos refieren que alrededor del año 1000 d.C. el sistema lacustre tenía mil 500 kilómetros cuadrados y estaba formado por cinco grandes lagos: Zumpango, Xaltocan, Texcoco, Xochimilco y Chalco, con un tipo de agua salobre al que Hernán Cortés llamó Mar interior. Esta característica generó una vegetación muy rica y particular, pues había desde bosques de oyamel, en la parte alta, hasta una vegetación neófita al sur.

Pero durante La Colonia, la ciudad se vio obligada a eliminar las aguas por las inundaciones, previo al establecimiento del trazo urbano de los españoles, lo que secó de manera gradual sus lagos, eliminando el sistema agrícola y chinampero, lo que provocó modificaciones en la vegetación y la acumulación de lodo, por lo que un gran porcentaje de su agua ha sido llevado fuera de la metrópoli.

La mayoría de las especies de anfibios, peces y crustáceos se ha extinto para siempre, sin embargo, gracias al trabajo de rescate se ha descubierto que la especie de atherinopsidae sobrevive en poblaciones muy bajas gracias a su capacidad de desintoxicación, señaló Figueroa Lucero.

Durante el ciclo Tan Claro como el Agua –moderado por el doctor Javier Velázquez Moctezuma, Profesor Distinguido de la UAM– apuntó que para que una especie se declare extinta se requiere que no se haya reportado su presencia en 50 años, y el último reporte del Chirostoma humboldtianum (una especie de atherinopsidae) es de 1947 cuando todavía existía el Canal de La Viga.

Por ello se requiere de un plan multidisciplinario para recuperar al menos pequeños espacios que queden como representantes de las nuevas generaciones y poder así reconocer cómo era la vegetación y las especies de organismos vertebrados, ajolotes y crustáceos que habitaban esta cuenca de México.

En este sentido la doctora Irene de los Ángeles Barriga Sosa señaló que para 1950 se reportó la extirpación de esta atherinopsidae, una de las especies más icónicas de productos pesqueros de la región del Anáhuac, el pez blanco o Amilotl. Este chirostoma humboldtianum es endémico de la parte central de México e inicialmente tenía 23 especies y tres subespecies, pero en la actualidad se han ido desarraigando.

Por ello junto a un equipo de investigadores de la UAM, el objetivo ha sido conocer su composición genética para saber hacia dónde orientar los esfuerzos de reproducción para lograr el flujo génico, y así artificialmente remontar la pérdida de conectividad y rehacer esa carga genética entre poblaciones distanciadas por mucho tiempo.

“En el laboratorio de genética hemos trabajado desde aspectos de proteínas hasta ADN en sus diferentes niveles de resolución, así como citogenética junto a la doctora Irma Urbina”, cuyo trabajo dio una información reveladora, ya que cada especie porta una constitución cromosómica determinada hallándose un cariotipo con cuatro citotipos diferentes.

“Quizá no nos toque verlo, pero ese esfuerzo de los últimos 20 años ha encaminado a tener muy claro la orientación de la labor de rescate y conservación”, dijo la académica del Departamento de Hidrobiología de la Unidad Iztapalapa.

De hecho, ya hay esperma preservado en el Banco de Germoplasma de Recursos Genéticos Acuáticos y tocará ahora ser fertilizado in vitro, concluyó.

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