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Integridad ecológica, determinante para el éxito en la adaptación al clima

Integridad ecológica, determinante para el éxito en la adaptación al clima

Para tener éxito en la adaptación al cambio climático, debemos dar prioridad a la integridad ecológica. Un nuevo documento de perspectiva recomienda siete prioridades para integrar la integridad ecológica en la política y la práctica de la adaptación al clima.

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Michael Brandt

Un nuevo documento de perspectiva subraya la importancia de tener en cuenta la integridad ecológica en la práctica de la adaptación al clima y ofrece recomendaciones para hacerlo.

A medida que los efectos del cambio climático se suceden a un ritmo y a una escala cada vez mayores en todo el mundo, los compromisos y la financiación nacionales en materia de clima han pasado de centrarse únicamente en estrategias de mitigación a otras que incorporan tanto la mitigación del cambio climático como la adaptación al mismo. La financiación para la adaptación al clima también ha aumentado a nivel mundial, pasando de 9,000 millones de dólares anuales en 2015-2016 a 20,000 millones en 2019.

La integridad ecológica se define como el grado en que la estructura, composición y función actuales de un ecosistema reflejan un estado de referencia definido por la ausencia de influencia humana visible.

En general, las zonas de alta integridad están menos modificadas y degradadas. Los ecosistemas con mayor integridad contribuyen a reducir el riesgo de peligros naturales, a mejorar la protección de los recursos de agua dulce, a mantener la biodiversidad a pesar de los cambios climáticos y a aumentar los beneficios para la salud humana. Por estas razones, la integridad puede utilizarse como una medida importante para evaluar la resistencia de un ecosistema a los efectos del cambio climático.

Las medidas de adaptación que aumenten la integridad ecológica mejorarán probablemente la resistencia de los ecosistemas a los efectos del cambio climático y beneficiarán a las personas que dependen de ellos.

Por ejemplo, las turberas de alta integridad de Canadá permiten a las especies migrar dentro de ellas a medida que cambian las condiciones climáticas dentro de sus hábitats existentes.

A medida que estos ecosistemas se fragmentan, disminuye la capacidad de las especies para desplazarse a nuevos hábitats, lo que las expone a un mayor riesgo. Del mismo modo, los ecosistemas de arrecifes de coral de gran integridad situados en zonas protegidas de los efectos más graves del cambio climático, como varios arrecifes de la costa de Tanzania, son los que tienen más posibilidades de recuperarse de los efectos del cambio climático.

La protección de estos ecosistemas resilientes es fundamental para la subsistencia y el bienestar de cientos de miles de tanzanos que dependen de los arrecifes de coral para la pesca, la protección costera y el turismo.

En la actualidad, estos vínculos entre la integridad ecológica y la adaptación al clima se han pasado por alto en gran medida en la práctica y la política. Hasta ahora, la integridad ecológica no se ha incorporado al seguimiento de los resultados de la adaptación al cambio climático ni como medida para alcanzar los objetivos de adaptación.

La integridad ecológica tampoco se incluye, define ni aplica de forma coherente en los acuerdos multilaterales sobre medio ambiente, como el Convenio sobre la Diversidad Biológica y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, aunque cada vez se reconoce más su importancia.

Entre las recomendaciones para la práctica de la adaptación se incluye la incorporación explícita del concepto de integridad en los documentos de orientación sobre la adaptación basada en los ecosistemas y en las convocatorias de propuestas de los principales financiadores de proyectos de adaptación, que en la actualidad apenas mencionan la integridad o no lo hacen.

A nivel político, los autores describen la urgente necesidad de abordar la integridad de forma específica en los acuerdos medioambientales multilaterales, como el Convenio sobre la Diversidad Biológica y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, utilizando definiciones y enfoques coherentes y desarrollando objetivos cuantificables que aumenten la responsabilidad de los países comprometidos.

Paul Elsen, científico especializado en adaptación climática de la Wildlife Conservation Society y autor principal del documento, afirma lo siguiente:

"No tener en cuenta explícitamente la integridad ecológica en la práctica de la conservación puede socavar los resultados previstos. Por ejemplo, una intervención puede ampliar la superficie de terreno bajo protección, pero la integridad ecológica de esa zona, que afecta a su capacidad para recuperarse de las perturbaciones, es de vital importancia para proporcionar una serie de resultados positivos de adaptación para las personas y la naturaleza."

Esta publicación ofrece orientaciones concretas para los responsables de la toma de decisiones y los profesionales y podría dar lugar a un marco de integridad operativa para las labores de conservación y adaptación. Dicho marco serviría para evaluar las intervenciones de conservación con el fin de garantizar que cumplen los objetivos de mitigación del cambio climático, adaptación al clima y biodiversidad.

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