Logo Persis

La biodiversidad que perderemos determinará la alimentación mundial: Sarukhán

La biodiversidad que perderemos determinará la alimentación mundial: Sarukhán

“La manera en la que alimentemos a la población del planeta, determinará cuánta biodiversidad perderemos o conservaremos”
-Las comidas tradicionales nativas de países como México son de las más sanas que existen; sin embargo, se está perdiendo la capacidad de tener comida sana.

granos.jpeg

Granos
Disiana Caballero

“La agricultura altamente tecnificada como se aplica hoy, es ecológica, social, y económicamente insostenible”, aseguró José Sarukhán, miembro de El Colegio Nacional, al participar en el segundo día de actividades del seminario ¿Podemos alimentarnos de manera saludable y sustentable?, coordinado por la colegiada Julia Carabias, que se llevó a cabo el 29 de agosto en el Aula Mayor de la institución.

El biólogo mexicano recordó que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), indicó en su reporte de 2014, que apenas 570 millones de unidades familiares de producción alimentaria proveían la mayor proporción de alimentos en el mundo, es decir, son forma dominante de agricultura debido a que ocupan entre el 70% y el 80% de la tierra agrícola y producen el 80% de alimentos.

Subrayó que la diversidad biológica y ecológica de México es enorme, incluso se podría decir que, después de China, es el país más diverso del mundo. “Tenemos tres elementos centrales para contar con un sistema agrícola realmente fuerte y propio, el primero, es la diversidad biológica grande de plantas cultivadas; el segundo, es la gente que guarda el conocimiento de las prácticas que conservan el proceso de evolución bajo domesticación; y el tercero, es la integración del conocimiento científico moderno en los dos anteriores elementos, con la participación de campesinos”.

Puntualizó que las comidas tradicionales nativas de países como México de las más sanas que existen; sin embargo, se está perdiendo la capacidad de tener comida sana. Explicó que la única manera en la que se puede llevar ese esfuerzo de los agricultores a la mesa es a través de una cadena de sistemas de producción mejoradas, con estímulos de aumentos a la productividad basados en técnicas agroecológicas. “Podemos ayudar sumando a esa cadena mecanismos de distribución de los productos agrícolas a mercados locales y regionales; así como estimular y orientar a la industria alimentaria en México a producir alimentos de la gastronomía mexicana, de fácil preparación en la cocina moderna. La manera en la que alimentemos a la población del planeta, determinará cuánta biodiversidad perderemos o conservaremos”.

Al tomar la palabra, Julio Berdegué, del Departamento de Economía Agraria de la Universidad Católica, de Santiago de Chile, se refirió a las opciones para una agricultura comercial más sustentable. Comentó que, en México, la agricultura comercial para el mercado nacional sigue siendo dominante, “por cada peso que producimos para exportar productos primarios, seguimos produciendo más de dos pesos de producción comercial para el mercado doméstico”.

Expuso que, en el país, hay 4.4 millones de unidades de producción agropecuarias activas, lamentablemente paralizadas, debido a que la producción primaria tiene un espacio reducido en el sistema agroalimentario. “La agricultura comercial tiene un espacio de decisión subordinado a incentivos y restricciones establecidos por los actores dominantes del sistema agroalimentario, en el país y en el extranjero”.

Al responder a la pregunta ¿qué hacer para una agricultura comercial más sustentable? El experto mencionó tres principios elementales: el primero, priorizar objetivos en la agenda pública de sustentabilidad agrícola. “Se necesita una estrategia con incentivos y no sólo con regulación”; el segundo, incluir cuatro factores en la estrategia, la gobernanza, la institucionalidad, los incentivos financieros y la innovación tecnológica; el tercero, financiamiento para que los campesinos tengan herramientas adecuadas para ser eficientes.

“Hay prioridades comunes que se tienen que tratar como la crisis hídrica, el uso irracional e inseguro de pesticidas, degradación de suelos y deforestación asociada a la ganadería y agricultura. Cambiar la agricultura mexicana hacia una agricultura más sostenible, cuesta un dineral, la inversión es muy grande”, enfatizó Julio Berdegué.

Por su parte, Araceli Vargas, coordinadora de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, aseguró que México tiene un programa de agricultura sostenible llamado Promoción de Manejo Sostenible de la Tierra, conocido como PROTIERRAS, que se realizó en el contexto de la Convención de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía. Este proyecto, realizado de 2016 a 2019, tuvo como enfoque buscar alternativas a problemas locales en espacios globales.

Recordó que, pese a sus objetivos, que eran fortalecer la participación y organización de productores, pocas iniciativas como ésta han logrado posicionarse como políticas públicas y permanecido en el tiempo. “Lo que prevalece son las capacidades adquiridas por la población, los procesos de planeación territorial participativa, la planeación de las actividades productivas, la coordinación del impacto de inversiones públicas en el territorio para mejorar las condiciones de vida de la población y de los ecosistemas”.

Comentó que PROTIERRAS se implementó en regiones de Hidalgo, Zacatecas y Oaxaca. “Hubo capacitación para reducir el impacto ecológico, se introdujo la lombricomposta y lixiviados para fertilización, se trazaron curvas a nivel y la reforestación y zanjas de control de suelo. Además, fue muy importante el intercambio de experiencias y participación en foros, para compartir conocimientos”. Concluyó que la transición a prácticas productivas sostenibles requiere acompañamiento técnico y apoyo de insumos, infraestructura y equipamiento. “Si los gobiernos no incorporan estos enfoques y programas, es difícil que los resultados de los proyectos pilotos prevalezcan y se escalen”.

¿Es más caro comer saludable qué comer chatarra?

En su ponencia, Patricia Clark, de la Unidad de Investigación en Epidemiología Clínica-Hospital Infantil de México, buscó responder a la pregunta ¿Es más caro comer saludable qué comer chatarra? Explicó que el 70% de la población mexicana tiene algún grado de sobrepeso u obesidad. Un problema que afecta a la población infantil, a niños en 37.3%, y adolescentes en 41.1%.

Sostuvo que la dieta saludable es aquella alimentación que proporciona los nutrientes que el cuerpo necesita para mantener el buen funcionamiento del organismo, conservar o restablecer la salud y minimizar el riesgo de enfermedades. Esta dieta incluye frutas, verduras, leguminosas, nueces, semillas, cereales y alimentos de origen animal. Por su parte, la dieta no saludable se caracteriza por el exceso de alimentos y bebidas altos en energía como la sal, el azúcar, las harinas refinadas, las grasas y, en particular, grasas trans y ultraprocesados.

“Una dieta saludable, completa y variada puede lograrse comiendo frutas y verduras de temporada. Aunque existe el mito de que la dieta saludable es más cara y, por lo tanto, es menos accesible, lo que ha sido un obstáculo en la promoción y el seguimiento de dietas saludables”, expuso la especialista. Aseguró que, después de una investigación que consistió en un cuestionario para conocer cómo se alimentaban los niños y dónde compraban sus alimentos, se encontraron tres patrones de alimentación: alimentación saludable, de transición y no saludable.

Se calculó el costo promedio de las dietas y porciones con frecuencia de consumos. +El costo de patrón saludable está en promedio en 352.69 pesos; la de transición está en 323.65 pesos y la no saludable está 311.43 pesos en promedio. En conclusión, “los tres patrones cuestan muy similar. Las diferencias se dan por frecuencia de consumo de los alimentos y no, por el contenido de éstos. No hay diferencia en los costos de la dieta saludable y la dieta chatarra de niños y adolescentes mexicanos, es mentira”.

Al tomar el micrófono, Margarita Flores, Consultora independiente y colaboradora del PUED, UNAM, concluyó que “estos análisis nos están dando señales de que la alimentación es un tema de gestión, de gobernanza que destaca como prioridad y la definición de áreas en las que podemos actuar. El tema que surgió, es que todas estas acciones no forman parte de las políticas públicas, esto nos lleva de nuevo a la gobernanza”.

Cargando...
Load next