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¿Cómo afectan a nuestra salud los incendios masivos?

¿Cómo afectan a nuestra salud los incendios masivos?

“En México, por ejemplo, casi el 90% de los incendios son provocados por humanos, principalmente por la quema de residuos agrícolas y la tradicional práctica del roza y quema, consistente en incinerar parte del bosque y convertirlo en área de cultivo".

Distintos puntos del planeta han sufrido los efectos de incendios masivos a lo largo de 2023, por ejemplo, diversas ciudades de Chile, Argentina y Canadá (cuyas consecuencias se sintieron en Estados Unidos). Actualmente los hay en la Cuenca del Mediterráneo, en Grecia, Argelia, Italia, Francia y Portugal.

Para Blanca Estela Ríos Ramos, quien realiza una estancia posdoctoral en el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) de la UNAM, es complicado predecir la intensidad de este tipo de fenómenos, porque sus causas son multifactoriales; por ello, recomienda estar preparados y acatar los avisos de protección civil de cada localidad.

Al respecto de lo sucedido en 11 provincias de Canadá, apuntó dos factores que han influido: “Primero, una ola de calor ha estado afectando el país, eso genera condiciones de baja humedad, y propicia que toda la materia orgánica sea más flamable. Y, segundo, la gestión de Canadá para los incendios”.

La universitaria precisa: “Siempre ha sido una práctica de los indígenas de esa nación provocar pequeños incendios controlados para que toda esa materia orgánica se vaya consumiendo. Sin embargo, últimamente el gobierno canadiense ha estado prohibiendo estas quemas preventivas ocasionando su acumulación”.

“En México, por ejemplo, casi el 90% de los incendios son provocados por humanos, principalmente por la quema de residuos agrícolas y la tradicional práctica del roza y quema, consistente en incinerar parte del bosque y convertirlo en área de cultivo. Aquellos fenómenos, aunados a patrones meteorológicos a corto plazo y climáticos a más largo plazo, como el cambio climático, causan que cada vez las ondas de calor sean más intensas y duraderas, produciendo incendios más potentes”, alertó la especialista en ciencias atmosféricas.

Ríos Ramos señaló que los incendios liberan grandes cantidades de gases y partículas hacia la atmósfera, principalmente dióxido de carbono, monóxido de carbono y partículas.

Consecuencias para los humanos

Aunque los posibles daños dependen de nuestra distancia a los incendios, pueden ocasionar afectaciones aun a kilómetros como sucedió con el humo en Nueva York; por eso, subrayó el médico Juan Pablo García Acosta, académico de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, debemos entender que las lesiones “son muchas y multisistémicas”.

“Habitualmente tenemos la idea de que la única afección es a las vías respiratorias, pero cuando respiramos humo producto de estos incendios se inhalan gases, como el monóxido de carbono, el cual tiene la particularidad de unirse a nuestras células. El problema es que nuestro organismo no está diseñado para procesar o trabajar con este monóxido de carbono; entonces cuando es desplazado el oxígeno, las moléculas contaminadas provocan estragos importantes”, señaló el experto.

“El riñón, por ejemplo, al no recibir los niveles suficientes y necesarios de oxígeno”, argumentó el médico cirujano, “empieza a tener falla en su funcionamiento, que puede ser transitoria o permanente. En el caso del corazón, cuando en vez de oxígeno recibe monóxido de carbono, se afecta la calidad de su actividad, entra en un proceso isquémico y comienza a tener problemas. Si eso sucede con estos dos órganos tan relevantes, pensemos qué puede ocurrir a cualquier otro nivel en otra parte del cuerpo importante”, añadió.

Además, alertó que, “en el caso del cerebro, cuando recibe estos niveles de monóxido de carbono se perturba su funcionamiento y clínicamente vemos que la persona empieza a tener alteraciones en la conciencia, incluso puede perderla”.

Por lo anterior, sugirió, es mejor evacuar si estamos en peligro de exposición a los gases emanados de un incendio masivo, ya que éstos irritan significativamente la mucosa de las vías respiratorias.

En caso de no poder realizarla, acotó: “Debemos implementar medidas protectoras, como el uso del cubrebocas, que ya forma parte de nuestro vestuario y es un buen elemento para situaciones en las que disminuir la exposición a las partículas es fundamental, pues las filtran en buena medida e impiden que éstas lleguen a alojarse en nuestras vías respiratorias. Otra acción, más general, sería ingerir importantes cantidades de líquidos, porque hidratarnos nos ayuda a mejorar el funcionamiento de nuestro cuerpo.”

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