No es visible, no es tampoco una “sábana”, se le denomina capa, pero está distribuida en un espesor de 10 kilómetros. Son moléculas móviles que suben y bajan y no corresponden exactamente a un techo preciso con una altura definida; sabemos que está ubicada a una distancia de entre 15 y 35 kilómetros por encima de la superficie.
Es la capa de ozono e impide que se destruya la vida.
Así la describió Oscar Augusto Peralta Rosales, investigador del Grupo de Aerosoles Atmosféricos del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC), quien precisó que se trata de escudo de gas situado en la atmósfera de la Tierra que absorbe los rayos ultravioleta (UV) del Sol.
“Hay una cobertura de ozono en la estratósfera del planeta, que es muy importante porque reacciona con la luz ultravioleta de alta energía que es UVC (UV de onda corta) y UVB (UV de onda media). Al hacerlo impide que la luz cruce a capas inferiores de la atmósfera y de la superficie. La importancia de esto es porque la UVC y UVB son dañinas para los seres vivos”, explicó.
El hecho de que el ozono esté ahí y reaccione con los rayos ultravioleta, dijo, impide por ejemplo que haya incidencia de cáncer, que diversas células mueran, porque existen microorganismos que no resisten la radiación solar.
Protección
A propósito de que el 16 de septiembre, el mundo conmemoró el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono y que ese mismo día, hace 36 años, se adoptó el Protocolo de Montreal, considerado uno de los acuerdos medioambientales más importantes para la humanidad, Peralta Rosales aseguró que deben continuar las acciones para la protección de la capa de ozono.
“Cuando se descubrió que los compuestos fluoro y bromo carbonados usados en los refrigeradores desde los años 50 del siglo XX eran muy reactivos con el ozono, comenzaron a haber protocolos y programas para reducir su producción y consumo. Lo anterior ha permitido que el agujero de ozono que está en la estratósfera no crezca más, se ha mantenido ‘estacionado’”.
El investigador del ICAyCC abundó que hay una nueva generación de refrigerantes y propelentes que son parecidos y se usan mucho en botes de aerosol, tanto para el uso del cabello como para pinturas, por lo que reducir su consumo es aminorar la producción y así evitar que ascienda a la atmósfera y perjudicarla.
“Reducir ese consumo es importante. También el uso del automóvil, porque genera óxido de nitrógeno, que con el tiempo en algunos casos puede ascender a dichas altitudes y contribuir a atacar a la capa de ozono en la estratósfera. Además, tratar de adquirir lo menos posible productos que contengan bromuros, como pinturas, esmaltes que son muy agresivos con el ozono”, detalló.
Su recuperación
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, gracias al Protocolo de Montreal hay pruebas de que la capa de ozono está cicatrizándose y podrá recuperarse a mediados de este siglo.
Se espera que el agujero de ozono de la Antártida se cierre en la década de 2060, mientras que otras regiones volverán a los valores anteriores a 1980, incluso antes de esa fecha.
Asimismo, el organismo de la ONU ha hecho público que los esfuerzos de protección de la capa de ozono habrán ayudado a prevenir 2 millones de casos de cáncer de piel en el mundo cada año hasta 2030.