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Fuego contra los incendios, práctica milenaria de los indígenas en Australia

Fuego contra los incendios, práctica milenaria de los indígenas en Australia

Esta técnica, conocida en inglés como "cool burning" (quema a baja temperatura), consiste en prender fuego a la maleza y eliminar así la acumulación de lo que sería un combustible que alimente llamas más grandes.

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Matthew Abbott
Efe/Matthew Abbott

Ámsterdam.- El fotoperiodista Matthew Abbott, premio Reportaje Gráfico del Año en el World Press Photo sobre la quema estratégica de arbustos para salvar bosques y evitar posibles megaincendios, señala que los indígenas australianos apuestan ahora por “una aplicación moderna” de este método para evitar “fuegos destructivos” en Australia

Esta técnica, conocida en inglés como "cool burning" (quema a baja temperatura), consiste en prender fuego a la maleza y eliminar así la acumulación de lo que sería un combustible que alimente llamas más grandes.

“Tenemos mucho que aprender de los dueños tradicionales de este país, y debemos prestar más atención porque tienen su propio conocimiento para entender cómo funcionan las cosas”, dice el fotógrafo australiano.

La población nawarddeken de la región australiana de Tierra de Arnhem ha practicado esta técnica durante miles de años y entiende el fuego como una herramienta para administrar su tierra natal de 1,39 millones de hectáreas. Los guardabosques combinan el conocimiento tradicional con tecnologías contemporáneas para prevenir incendios forestales.

Esta tradición se ha convertido en una parte natural del cuidado de la tierra, mientras que el medio ambiente responde de “una forma muy particular a esa forma de gestión y a ese tipo de fuego”, por lo que la idea de Abbott con su reportaje era documentar cómo manejan el paisaje en cada estación del año y cómo usan un conocimiento tradicional para gestionar una “zona enorme de tierra” con la idea de “quemar en el momento correcto”.

A modo de ejemplo, señala, deben decidir el momento idóneo de generar ese fuego controlado: “Si el césped está todavía un poco verde, no muy seco, no hace mucho calor, no hay mucho viento, entonces inician el fuego a baja temperatura, que irá poco a poco, para que los animales puedan alejarse y no se queme la parte alta de los árboles”.

El fuego elimina hierbas “de forma estratégica” para que cuando la estación del año sea más calurosa y seca -que es cuando hay mayor riesgo de fuegos destructivos- se haya creado “una especie de cortafuegos y que el incendio no pueda avanzar” y así “prevenir megaincendios”, que emiten mucho más dióxido de carbono a la atmósfera que la quema a baja temperatura.

“Aunque este es un conocimiento muy tradicional, muy saludable en esta área y se transmitió durante tantos años, lo sorprendente es que están encantados con la idea de abrazar la tecnología moderna. Hacen todo lo posible para usar helicópteros y mapeo digital para saber dónde han quemado los últimos años y dónde volver a quemar”, detalla Abbott.

Esta apertura por adoptar las nuevas tecnologías se explica en que “confían mucho en su propio conocimiento, están seguros de su uso, por lo que ven la tecnología como otra forma de ayudar a combatir este problema”, que, además, se ha visto agravado por el calentamiento global que ha causado “cambios dramáticos” en su tierra.

“Son cambios muy rápidos. Ahora están tratando de responder y están bajo mucha presión para cuidar esta tierra, lo que es cada vez más difícil: están teniendo temporadas de lluvias más extremas, pero más cortas, y estaciones secas y calurosas muy largas. Cada vez es más difícil practicar estas habilidades. Lo ven como una batalla que pelear”, agrega.

Para los indígenas de Tierra de Arnhem, el fuego es “parte de todo lo que hacen” y lo usan, no solo para el cuidado de la tierra, sino en las ceremonias, las prácticas culturales o la caza, por lo que cuando salen de expedición, como en el reportaje fotográfico de Abbott, fueron “a caminar por el monte y usaron esa oportunidad para enseñar a los niños, en una especie de transferencia de conocimientos, el cómo trabajan con el fuego”.

“Para ellos el fuego no es algo que hay que temer, sino que lo abrazan mucho, es parte de su vida, y por eso animan mucho a los niños a que también quemen”, asegura.

Esta práctica tiene un “beneficio cultural muy importante para la sociedad” en general, pero también para la propia comunidad indígena, que “puede vender créditos de carbono porque están ahorrando en emisiones, y esperan con ello financiar a su gente, lo cual es increíble porque les da la capacidad de tomar sus propias decisiones, de ganarse la vida”, dice.

En cambio, añade, en las zonas de Australia donde ya no se practica está tradición hay “un gran problema” y “zonas enormes de tierra que no están siendo manejadas ni controladas”, lo que, sumado a otros factores como el cambio climático, se han podido ver “fuegos destructivos que causan problemas masivos, matando miles de millones de animales y cantidades inimaginables de árboles” en el país.

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