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Medir la riqueza inclusiva en vez del PIB, propone PNUMA

Medir la riqueza inclusiva en vez del PIB, propone PNUMA

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) afrimó que la gestión de los activos naturales es clave para el desarrollo sostenible y los países deben trabajar sobre la riqueza inclusiva.

Nairobi.- Para el economista ambiental en jefe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Pushpam Kumar, los países deben trabajar sobre la riqueza inclusiva y dejar de hacerlo sobre el producto interno bruto (PIB), si desean alcanzar economías realmente sostenibles.

Explica que las naciones suelen medir el éxito económico en términos de PIB (ingreso), pero este enfoque es arriesgado porque no puede rastrear ni medir su impacto en la naturaleza.

Por su parte, la riqueza inclusiva captura el capital financiero y producido, pero también las habilidades de la fuerza laboral (capital humano), la cohesión en la sociedad (capital social) y el valor del medio ambiente (capital natural).

El concepto de riqueza inclusiva tiene en cuenta el valor social del capital manufacturado, humano y natural que, a su vez, es la fuente del PIB, pero la medición inclusiva de la riqueza tiene una importancia crítica, porque las generaciones transfieren esa “riqueza”, no el ingreso, a la próxima generación.

Entregar a las generaciones futuras un planeta saludable con poca contaminación y ecosistemas vibrantes, es un requisito previo para el desarrollo sostenible.

La riqueza inclusiva, por lo tanto, subraya el papel esencial que desempeñan la biodiversidad y los ecosistemas en la provisión de muchos de los servicios que recibimos de la naturaleza, y de los que dependen nuestras economías, medios de vida y bienestar.

Menciona que la humanidad ha prosperado inmensamente en las últimas décadas, pero ha sido a costa de profundos impactos en la biodiversidad, poniendo en riesgo las economías y forma de vida actuales y de las generaciones futuras.

Advierte que dos tercios del PIB mundial se relacionan con los ecosistemas y la biodiversidad del mundo.

El Foro Económico Mundial señala que se necesita medir y rastrear la riqueza inclusiva e identifica el cambio climático y la pérdida de biodiversidad como las dos amenazas más importantes que enfrentan las empresas y la economía. Pero a nivel mundial, la biodiversidad disminuye más rápido que en cualquier otro momento de la historia humana.

Según un informe de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Servicios de Biodiversidad y Ecosistemas (Ipbes) , la abundancia promedio de especies nativas en la mayoría de los principales hábitats terrestres ha disminuido en al menos un 20 por ciento, desde 1900.

Esto muestra que el crecimiento del PIB no puede capturar la biodiversidad de la manera en que lo hace la riqueza inclusiva. El Informe de riqueza inclusiva de 2018 sugiere que en los últimos 25 años, el capital natural ha disminuido en 140 países.

Comenta que el desequilibrio actual entre la naturaleza y la actividad humana se manifiesta en la fragmentación del hábitat, el comercio ilegal de vida silvestre y la destrucción y domesticación de especies silvestres, lo cual ha aumentado el riesgo de la transmisión de patógenos peligrosos de animales a humanos, como el nuevo coronavirus que ocasionó la COVID-19.

Kumar menciona que la devastación que causa la COVID-19 subraya la importancia de la biodiversidad para nuestra salud y la de la economía global, y la necesidad de que la empresa humana viva dentro del “espacio operativo seguro” de la biosfera.

Protegernos de futuras amenazas mundiales requiere de un manejo sólido de los desechos médicos y químicos peligrosos; administración sólida y global de la naturaleza

“Nuestra continua erosión de los espacios silvestres, los bosques primarios y los ecosistemas nos han acercado incómodamente a los ‘huéspedes reservorios’, es decir, animales y plantas que albergan patógenos que pueden transmitir a los humanos”, continúa.

El economista jefe del PNUMA menciona que la economía de la biodiversidad es la economía de la biosfera, y que la biodiversidad sostiene la biosfera de la que todos dependemos para nuestra supervivencia.

Concluye que “abordar la COVID-19 y protegernos de futuras amenazas mundiales requiere de un manejo sólido de los desechos médicos y químicos peligrosos; administración sólida y global de la naturaleza y la biodiversidad, y un claro compromiso de ‘reconstruir mejor’, crear empleos verdes y facilitar la transición a economías neutras en carbono, porque la humanidad depende de la acción ahora para un futuro resistente y sostenible”.

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