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Tecuani, el jaguar que nació en el Zoológico de Chapultepec

Tecuani, el jaguar que nació en el Zoológico de Chapultepec

Desde que nació Tecuani, hijo de África y Loki, dos jaguares de aproximadamente tres años de edad, se mantiene una serie de bitácoras de su crianza en donde se incluyen datos sobre sus desparasitaciones, vacunas, pesaje además del reporte de otros detalles.

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Jaguar
Tecuani. Sedema

Ciudad de México.- Tecuani, el jaguar nacido el pasado 1 de agosto en el Zoológico de Chapultepec, que tuvo que ser criado artificialmente por el personal del zoológico, técnica también conocida como crianza con biberón o crianza a mano, disfrutará de su primera Navidad en compañía de los médicos veterinarios, biólogos y cuidadores que lo han visto crecer desde hace ya cuatro meses.

Miryam Gabriela Nogueira Marmolejo, enlace de atención veterinaria del Zoológico de Chapultepec, y quien desde el momento de su nacimiento ha estado al pendiente de su desarrollo y bienestar, asegura que Tecuani, a quien define como belleza, amor, agilidad y aprendizaje, se encuentra en buen estado de salud y en aproximadamente dos o tres meses se prevé sea trasladado a un hábitat en donde lo podrán conocer los visitantes del zoológico.

Platica que desde que nació Tecuani, hijo de África y Loki, dos jaguares de aproximadamente tres años de edad, se mantiene una serie de bitácoras de su crianza en donde se incluyen datos sobre sus desparasitaciones, vacunas, pesaje además del reporte de otros detalles sobre si la cría no quiso comer alguna cosa y prefirió otro ingrediente de la dieta.

“Es mi primer felino grande que me toca en crianza artificial, crianza asistida por parte de nosotros. Son animalitos que te das cuenta que son sumamente astutos, muy inteligentes desde bebés porque empiezan a asociar los horarios. Después de nacer, permaneció por algunas semanas en una incubadora en la que se puede graduar temperatura y humedad, e incluso asistir con oxígeno si es necesario. (Tecuani) sabía muy bien quién destapaba el capelo, se empezaba a mover como gusanito y sabía sus horarios, conforme fue creciendo llegó un momento en el que ya el pequeño gordito ya no cabía en su incubadora y tuvo que emigrar a casa de niño más grande”, narra la médico veterinario.

Refiere que al nacer pesó entre 800 y 900 gramos, tomaba mamila y a partir del mes y medio fue destetado. Actualmente come croquetas para cachorro y un poco de proteína de origen animal (carne) que, en su caso se empezó con pollo, además de un suplemento de vitaminas y minerales que le permite tener niveles adecuados de calcio “para que sus huesitos crezcan fuertes y también le ayuda para que mantenga ese pelaje negro tan bonito que tiene”.

“(Desde su nacimiento) ha sido ayudarlo y darle empujoncitos para que aprendiera y empezara también a desarrollar conductas propias de un felino, ahorita es un pequeño felino que está aprendiendo a cazar, que está aprendiendo a trepar porque nosotras, incluyo también a mis compañeras que apoyaron en esto, le estamos proporcionando las herramientas para que muestre las conductas de acuerdo con la biología de la especie, tiene sus troncos, hamacas, y poco a poco va aprendiendo”, comenta.

Nogueira Marmolejo destaca la importancia que tiene el trabajo y las atenciones de médicos veterinarios, biólogos y cuidadores en una crianza artificial en estos centros de conservación de fauna silvestre cuando los padres alejan a las crías por distintas causas, como por ejemplo el hecho de ser primerizas.

“Estamos ayudando y estamos dando nuestras gotitas para estos cántaros de apoyo que requieren las diferentes especies silvestres que están bajo el cuidado profesional en los zoológicos. Aprendamos mucho de las especies que están bajo cuidado profesional en los zoológicos, aprendamos a admirarlas, aprendamos a entenderlas y también algo muy importante es que aprendamos que a veces necesitamos como profesionales darles una ayudadita extra, en este caso con la crianza artificial”, manifiesta.

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