Washington.- Ante los pronósticos que sugieren que en para 2050 dos tercios de la población mundial vivirán en áreas urbanas, donde tendrán que hacer frente al aumento del nivel del mar, inundaciones, estrés por calor y agua, pérdida de biodiversidad y otros impactos que son consecuencia del fenómeno climático.
De acuerdo con un informe del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés) refiere que también se deben incorporar en la planificación de grandes urbes los riesgos climáticos, el trabajo con comunidades vulnerables y el enfoque en las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN).
El documento llamado "Unlocking the Potential for Transformative Climate Adaptation in Cities" fue dado a conocer este miércoles en el marco de la Cumbre Mundial de Alcaldes C40, realizada en Copenhague, Dinamarca.
Señala que ante el crecimiento más rápido que ocurre en las ciudades del sur del mundo con grandes poblaciones vulnerables, es esencial que se busquen soluciones de adaptación climática que sean verdaderamente transformadoras para generar en ellas un crecimiento más equitativo y sostenible.
"El desarrollo urbano que es ciego a los riesgos climáticos ha aumentado significativamente la exposición a los peligros climáticos en las ciudades", aseguró la coautora del informe y directora de investigación del Centro Ross del WRI, Anjali Mahendra.
Añadió que la adaptación urbana exitosa se trata de algo que va más allá de resistir tormentas, inundaciones y calor, sino que se debe planificar de forma totalmente diferente.
El estudio indica que actualmente hay más de 880 millones de personas viviendo en asentamientos informales en todo el mundo, con acceso limitado servicios básicos como vivienda, electricidad, agua potable y saneamiento; es probable que los impactos climáticos empeoren esta situación.
Señala que las áreas urbanas en las tierras secas, con más de dos mil millones de personas, enfrentan un aumento del estrés hídrico y sequías frecuentes que exacerban la salud y la seguridad alimentaria, mientras que los impactos del calor excesivo continúan aumentando.
Por ello, propone a las ciudades del sur global trabajar en el avance de dicha adaptación al incorporar información sobre riesgos climáticos a la planificación y entrega de infraestructura y servicios urbanos, además desarrollar resiliencia climática mejorando las condiciones de vida en comunidades vulnerables y asentamientos informales.
También, priorizar las soluciones basadas en la naturaleza para gestionar de manera integral los riesgos a los que se encuentran las personas ante la escasez de agua y las altas temperaturas.