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Países del sudeste asiático necesitan acelerar su transición a la energía limpia

Países del sudeste asiático necesitan acelerar su transición a la energía limpia

El informe de la AIE sobre la energía en el sudeste asiático pide un gran esfuerzo -incluso de financiación internacional- para impulsar la eficiencia energética, la energía renovable y los combustibles de bajas emisiones.

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Malasia
Vista de Kuala Lumpur, Malasia. Sadie Teper/Unsplash

La dependencia del sudeste asiático de los combustibles fósiles para satisfacer la creciente demanda de energía está demostrando ser una vulnerabilidad importante en la crisis energética actual.

Cumplir los objetivos de seguridad energética y de emisiones exigirá a los países de la región grandes esfuerzos para mejorar la eficiencia energética, acelerar la generación de energía renovable y cambiar a combustibles de bajas emisiones, según la Agencia Internacional de Energía (AIE).

Las 10 economías de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) se encuentran entre las de más rápido crecimiento del mundo. Su transición acelerada a la energía sostenible no sólo reduciría las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y las importaciones de combustibles fósiles, según el informe Southeast Asia Energy Outlook 2022 de la Agencia Internacional de Energía (AIE), sino que también aceleraría el acceso universal a la electricidad y a la cocina limpia para sus ciudadanos, además de ofrecer mayores oportunidades de negocio en la emergente economía de la energía limpia.

De acuerdo con las políticas actuales, la demanda de energía en la región crecerá en torno al 3% anual hasta 2030, y tres cuartas partes de ese aumento de la demanda se cubrirán con combustibles fósiles, según el nuevo informe, la quinta edición de las perspectivas regionales de la AIE.

Como resultado, las emisiones de CO2 del Sudeste Asiático crecerían un 35% respecto a los niveles de 2020. Y si no se adoptan medidas políticas más contundentes, su factura neta de importación de petróleo, que ascendía a 50 mil millones de dólares en 2020, se multiplicará rápidamente si los altos precios actuales de las materias primas se mantienen.

"El Sudeste Asiático es un peso pesado emergente de la energía mundial, y la velocidad de su desarrollo económico hace aún más esencial que los gobiernos de la región aceleren los esfuerzos de transición hacia la energía sostenible y que obtengan el apoyo internacional que necesitan para hacerlo", dijo el Director Ejecutivo de la AIE, Fatih Birol.

"Este informe es un testimonio de la sólida y productiva relación de la AIE con los dinámicos miembros de la ASEAN, y estamos dispuestos a acompañarles en sus esfuerzos por proporcionar energía limpia, asequible y segura a todos sus ciudadanos."

Algunos miembros de la ASEAN han anunciado ambiciosos objetivos para alcanzar la neutralidad de carbono y frenar la dependencia de la energía de carbón.

El informe señala que el apoyo internacional será fundamental, sobre todo para impulsar la innovación y desarrollar infraestructuras muy necesarias, como la generación de energía renovable y las redes, así como instalaciones para combustibles de bajas emisiones.

La inversión total en energía tendría que alcanzar los 190 mil millones de dólares anuales en 2030 para cumplir los objetivos climáticos de la región, frente a los 70 mil millones de dólares anuales entre 2016 y 2020.

Si bien la financiación internacional para el desarrollo es esencial, el informe afirma que los miembros de la ASEAN podrían reducir los costes de financiación y atraer a los inversores privados señalando su claro compromiso con el despliegue de la energía baja en carbono y mejorando los marcos normativos y de financiación.

El Sudeste Asiático está llamado a desempeñar un papel importante en la transición energética mundial como proveedor clave de minerales críticos y fabricante de productos de energía limpia.

Indonesia y Filipinas son los dos mayores productores de níquel del mundo; Indonesia y Myanmar son el segundo y tercer productor de estaño; Myanmar representa el 13% de la producción mundial de tierras raras; y el Sudeste Asiático proporciona el 6% de la bauxita del mundo.

Por su parte, Malasia y Vietnam son el segundo y tercer fabricante mundial de módulos solares fotovoltaicos, mientras que Tailandia es el undécimo fabricante de automóviles del mundo y podría convertirse en un centro clave de fabricación de vehículos eléctricos.

La inversión en exploración minera ha disminuido en los últimos años, y la cuota de la región en el presupuesto mundial de exploración minera se ha reducido a la mitad desde 2012. Esta tendencia debe invertirse para que el Sudeste Asiático aproveche su potencial en este sector en expansión.

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