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¿Qué impactos a la salud provoca la contaminación del Valle de México?

¿Qué impactos a la salud provoca la contaminación del Valle de México?

En la ZMVM se han realizado estudios epidemiológicos desde hace más de 20 años que incluyen exposición a varios contaminantes del aire como el ozono, partículas, dióxido de azufre (SO2), dióxido de nitrógeno (NO2) y monóxido de carbono (CO).

México.- La exposición a las partículas causa daño respiratorio y de acuerdo con su tamaño, pueden provocar desde infecciones respiratorias hasta enfermedades en pulmones y alvéolos, señala el documento “Medidas necesarias para mejorar la calidad del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México”

Las partículas PM2.5 son de alta importancia por los impactos a la salud de la población, ya que alcanzan los alvéolos e incluso pueden pasar al torrente sanguíneo.

En la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) se han realizado estudios epidemiológicos desde hace más de 20 años que incluyen exposición a varios contaminantes del aire como el ozono, partículas, dióxido de azufre (SO2), dióxido de nitrógeno (NO2) y monóxido de carbono (CO).

Por ejemplo, algunos estudios han reportado un incremento en la mortalidad prematura total de 2.4 por ciento por cada aumento de 0.100 ppm en la concentración máxima de una hora de ozono; un incremento en la mortalidad prematura total de 6% por cada aumento de 100 mg/m3 de partículas suspendidas totales, y un incremento en la mortalidad prematura total de 1.4% por cada aumento de 10 mg/m3 de PM2.5 7 .

Asimismo, un incremento de 10 mg/m3 en la concentración promedio de PM2.5 en el día del evento y el anterior, se asoció con un aumento en la mortalidad por causas cardiovasculares y cerebrovasculares de 1.22% y 3.43%, respectivamente.

En niños menores de un año, la mortalidad total se incrementó en 6.6% y la mortalidad por causas respiratorias en 9.8%, por cada incremento en el rango intercuartil de 38.7 μg/m3 de PM10, a dos días previos.

También se observó que un incremento de 10 mg/m3 de PM2.5 y de 0.010 ppm de O3 y NO2, fue seguido de un aumento en la mortalidad de 6.9%, 2.8% y 5.5%, respectivamente, 3 a 5 días después de la exposición.

El incremento de 10 μg/m3 en la concentración de PM10, a 3 días previos, se asoció con un incremento de 2.9% en la mortalidad de adultos mayores de 65 años por enfermedades respiratorias y de 4.1% por enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). De manera similar, se observó un incremento en mortalidad de 1.58% por cada incremento de 10 mg/m3 de PM2.5, a 4 días previos8 .

Se observó que un incremento de 0.020 ppm en el promedio de la concentración de ozono del máximo diario de los promedios de una hora en 7 días estuvo asociado con incrementos desde 8% hasta 21% en eventos reportados de dificultad para respirar en niños asmáticos.

Además, el aumento en un rango intercuartil de 17.5 mg/m3 de PM2.5 se asoció con incrementos en medidores de hiperreactividad e inflamación de las vías respiratorias (1.08 ppb en FeNO y 1.07 pg/ml en IL-8), así como con un 11% de incremento en los eventos de tos y 6% en sibilancias.

Los incrementos de 0.034 ppm de NO2 y 0.048 ppm de ozono (máximos de 1 hora), se asociaron con aumentos de 10% y 9% en los eventos de tos, respectivamente, y de 10% de incremento en sibilancias por NO2 9 . Se encontró que por cada incremento de 10 μg/m3 de PM2.5 se redujo el ritmo cardiaco en adultos mayores en un 5% y el efecto fue mayor en pacientes hipertensos (7.1%).

En pacientes con cardiopatía isquémica se presentó una disminución de 0.008 unidades en el componente de alta frecuencia de la variabilidad de la frecuencia cardiaca por cada incremento de 10 μg/m3 de PM2.5.

De la misma forma, por cada 1 ppm de aumento en CO disminuyeron en 0.024 y 0.034 unidades los componentes de baja y muy baja frecuencia, respectivamente10 .

Una exposición a largo plazo a ozono (O3), PM10 y NO2 se asoció con una disminución en el crecimiento de la capacidad vital forzada (FVC) y en el volumen espiratorio forzado del primer segundo (FEV1), de niños en edad escolar. Un incremento de un rango intercuartil de 0.0113 ppm en la concentración de ozono se asoció con una disminución anual en el FEV1 de 12 ml en niñas y 4 ml en niños.

Un incremento de un rango intercuartil de 36.4 µg/m3 de PM10 se asoció con una disminución anual en el FEV1 de 11 ml en niñas y 15 ml en niños, y un incremento de un rango intercuartil de 12 ppb de NO2, con una disminución anual en el FEV1 de 30 ml en niñas y 25 ml en niños11 .

Se ha observado que la exposición de los menores de 15 años a ozono y NO2 tiene un efecto importante sobre el número de consultas ocasionadas por infecciones respiratorias, siendo más severo en los meses invernales que en los cálidos.

En el periodo de invierno, un incremento de 0.050 ppm en el máximo promedio horario de ozono y de 0.030 ppm en el promedio de 24 horas de NO2, ocasionaría un aumento del 9.9% y 23%, respectivamente, de las consultas de urgencias por infecciones respiratorias altas, al día siguiente, y hasta del 30% y 65.9%, respectivamente, si el incremento es en el promedio de las mediciones de cinco días consecutivos12 .

Al estudiar el ausentismo escolar debido a enfermedades respiratorias, se percibió que niños de 3 a 7 años, expuestos a altas concentraciones de O3 (≥0.13 ppm) por 2 días consecutivos, tuvieron un 20% de incremento en el riesgo de presentar una enfermedad respiratoria, riesgo que alcanzó un 40% en niños expuestos por 2 días consecutivos a altas concentraciones de O3 y el día previo a bajas temperaturas (≤5.1 ºC)13 .

Al realizar una evaluación de impacto en salud se encontró que reducir la concentración de PM10 a 20 µg/m3 y la de O3 a 0.05 ppm, evitaría 2,306 y 389 muertes prematuras por año, respectivamente.

De igual forma, se estimó que, en el 2015, se pudieron evitar 6 mil 687 muertes, si la concentración de PM2.5 hubiera cumplido con el límite de 12 µg/m3 que marca la NOM-025-SSA1 de salud ambiental, y evitado 7 mil 729 muertes prematuras si hubiera estado por debajo de los 10 µg/m3 que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) en sus guías de calidad del aire.

Las “Medidas necesarias para mejorar la calidad del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México” es un instrumento diseñado por la por la Comisión Ambiental de la Megalópolis (Came), el gobierno de la Ciudad de México y el gobierno del Estado de México.

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