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La UAM desarrolla el Inventario Nacional de Fuentes de Contaminación Plástica

La UAM desarrolla el Inventario Nacional de Fuentes de Contaminación Plástica

Los resultados obtenidos “nos indican que el consumo de plásticos en México es muy elevado, pues alcanza los 66 kilos por habitante al año y de esa cantidad, hasta 59 kilos se vuelven residuos en el corto plazo".

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Plásticos
Nick Fewings/Unsplash

Un grupo de investigación de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), encabezado por la doctora Alethia Vázquez Morillas, desarrolló el Inventario Nacional de Fuentes de Contaminación Plástica, con el propósito de identificar orígenes, mecanismos y puntos críticos relacionados con este problema medioambiental.

Los resultados del estudio fueron entregados en abril de este año a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), instancia que, junto con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), impulsa en México el Plan Nacional en la materia, informó en entrevista la académica del Departamento de Energía.

Ante la gravedad del fenómeno, que no conoce fronteras, se han generado espacios deliberativos en los ámbitos nacional e internacional y, en 2022, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó la creación de un convenio mundial vinculante para prevenir y mitigar los efectos de ese daño. El acuerdo está en construcción, con la meta de alentar planes de acción locales y precisos para atacar dichos perjuicios.

El país no cuenta todavía con un procedimiento, aunque en 2022 la Semarnat estableció una alianza con el PNUMA, según la cual las medidas no deberán basarse en percepciones ni ideas generales, sino en el conocimiento científico.

En ese contexto surgió la idea de hacer un Inventario para detectar orígenes, mecanismos y aspectos críticos asociados a la polución por plástico en la nación, lo cual fue encomendado a la Casa abierta al tiempo, a través del equipo científico que coordinó, dirigió y realizó el trabajo, conformado por “docentes del Área de Tecnologías Sustentables de la Unidad Azcapotzalco, alumnas y egresadas de la Licenciatura en Ingeniería Ambiental”.

Esta tarea incluyó la aplicación de dos metodologías diseñadas por la ONU que ya han sido adoptadas en distintos lugares del orbe, así como un análisis de la información publicada sobre la contaminación plástica en ríos, lagos, ecosistemas terrestres y marinos.

Los resultados obtenidos “nos indican que el consumo de plásticos en México es muy elevado, pues alcanza los 66 kilos por habitante al año y de esa cantidad, hasta 59 kilos se vuelven residuos en el corto plazo. Los hay de diferentes tipos, algunos de larga vida, pero existe un porcentaje muy alto que con facilidad se convierte en residuo y es conocido como de un solo uso: bolsas, desechables, envolturas y empaques, entre otros artículos".

Uno de los problemas de mayor relevancia es que del total, 17 por ciento no es recolectado por alguna clase de servicio municipal y, por lo tanto, “la gente dispone de ellos como puede”, ya sea quemándolos o tirándolos a fuentes de agua o terrenos baldíos.

Aun cuando el resto sí sea recogido, “tampoco nos garantiza soluciones, porque llega a depósitos con distinto nivel de control, desde tiraderos que no tienen inspección alguna, hasta rellenos sanitarios. En México tenemos más de dos mil lugares de disposición registrados de manera oficial, aunque lamentablemente debe haber muchos que no cuentan con medidas” regulatorias.

Todo esto quiere decir que los camiones recolectores tiran la basura y al ser los plásticos tan ligeros se corre el riesgo de que con la lluvia, el viento y la gravedad caigan y se dispersen, lo que es delicado, en especial si sucede cerca de la costa, pues gran cantidad de estos sitios de disposición está a menos de cinco kilómetros del mar, por lo que su arribo al océano es muy probable, expuso la doctora Vázquez Morillas.

El estudio ha detectado cuencas o desembocaduras de afluentes que contribuyen mucho a que los plásticos lleguen al mar, por ejemplo, están los casos de los ríos Ruiz, en Nayarit; Verde, en Oaxaca; Suchiate, en Chiapas, y el Coatzacoalcos y el Pánuco, en Veracruz, todos ellos, de acuerdo con distintas modelaciones, van recogiendo a lo largo de sus cauces desechos que las personas depositan.

El Ruiz, el Verde y el Pánuco son continuación de otros que vienen o pasan por zonas urbanas. El primero proviene del Santiago, que corre por la zona metropolitana de Guadalajara, que a su vez viene de Lerma, es decir, del Valle de Toluca, con amplia actividad agrícola e industrial.

Del Pánuco sale el Tula, que recibe las aguas residuales de la Ciudad de México y, aunque sean sometidas a ciertos tratamientos, pueden estar dañadas, sobre todo por microplásticos. También hay corrientes “que nos deben preocupar por su calidad o ubicación en límites fronterizos, entre ellos el Tijuana y el Suchiate”.

Un hallazgo esencial del análisis es que se trata de los desechos más comunes en las playas de México –incluidas botellas y tapas– además de colillas de cigarros; otros registros reportan presencia de esos materiales en bebidas, yogurts y aun en distintos animales.

En conjunto, la información “nos da un panorama general sobre las fuentes de contaminación, tanto terrestres como marinas” y arrojó conclusiones que serán retomadas por el equipo que está a cargo del Plan Nacional de Acción.

Si bien “no nos toca definir la parte de política pública” hay una serie de estrategias que podrían impulsarse, entre ellas crear gobernanza en términos de marcos regulatorios integrados y actualizados a la situación. En la actualidad están en discusión en la Cámara de Diputados modificaciones a la Ley para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos y una Ley General de Economía Circular, que serían herramientas sustanciales para articular el proceso.

Otro factor es revisar el tema de la gestión de los residuos en los municipios, porque éstos son muy diversos, algunos están en zonas urbanas, otros alejados de los servicios y apenas cuentan con los recursos para darles un manejo apropiado. También se necesita establecer el rol de los actores, “porque si bien la responsabilidad es compartida y todos debemos intervenir, no está claro hasta dónde llega el compromiso de las empresas, los gobiernos y la ciudadanía al hacer un consumo” adecuado.

La emisión del plan de acción no será la solución, sin un excelente punto de partida con el que “tendremos al menos una guía que nos indique por dónde avanzar”.

La investigadora de la UAM sostuvo que “para nosotros fue un honor que se nos invitara a participar como Institución líder del proyecto”. El Inventario Nacional de Fuentes de Contaminación Plástica fue entregado en diciembre de 2022 y la presentación se hizo hace unas semanas ante miembros de la ONU.

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