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Derecho al aire limpio: determinante para la salud y el bienestar

Derecho al aire limpio: determinante para la salud y el bienestar

El derecho al aire limpio es un derecho humano fundamental que afecta directamente nuestra salud y calidad de vida. En la actualidad, la contaminación atmosférica se ha convertido en uno de los desafíos ambientales más apremiantes de nuestros tiempos.

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Cielo y aire limpio
Joshua Earle

En la búsqueda de garantizar un ambiente sano y una calidad de vida óptima, resulta esencial fortalecer las políticas públicas en materia de calidad del aire desde una perspectiva de derechos humanos.

Esto implica la adopción de medidas concretas para reducir la contaminación atmosférica, proteger la salud de las personas y fomentar la participación ciudadana en la toma de decisiones. Solo a través de estos esfuerzos se podrá asegurar que tanto las generaciones actuales como las futuras puedan disfrutar de un medio ambiente saludable y sostenible.

El derecho al aire limpio es un derecho humano fundamental que afecta directamente nuestra salud y calidad de vida. En la actualidad, la contaminación atmosférica se ha convertido en uno de los desafíos ambientales más apremiantes de nuestros tiempos.

Los efectos perjudiciales del aire contaminado son alarmantes. La contaminación atmosférica afecta a todo nuestro organismo, desde la cabeza hasta los pies, ya que inhalamos gases tóxicos presentes en el aire de nuestras ciudades y zonas rurales. No existe ninguna región en la Tierra que esté exenta de este problema, el cual se encuentra estrechamente vinculado a enfermedades graves como embolias, cáncer de pulmón y enfermedades cardíacas.

Además de sus impactos en la salud, la contaminación atmosférica también conlleva importantes costos económicos. Según el Banco Mundial, estos costos superan los 5 mil millones de dólares anuales. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 7 millones de personas mueren prematuramente cada año debido a la contaminación atmósferica, y el 99% de la población mundial respira aire contaminado.

Es fundamental destacar que las medidas para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París sobre cambio climático, que incluyen la reducción progresiva de los combustibles fósiles y su reemplazo por energías renovables, así como la lucha contra la deforestación, están estrechamente relacionadas con la reducción de la contaminación atmosférica y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

La lucha contra la contaminación del aire también contribuye a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. En los 15 países con las mayores emisiones, se estima que los efectos de la contaminación atmosférica en la salud representan más del 4% del Producto Interno Bruto (PIB).

Por otro lado, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las medidas para cumplir con el compromiso de París y limitar el calentamiento global a menos de 2 grados Celsius costarían alrededor del 1% del PIB mundial.

La contaminación atmosférica también pone de manifiesto la desigualdad existente en el mundo. El 97% de las ciudades en países de ingresos bajos y medianos con más de 100,000 habitantes no cumplen con las pautas de calidad del aire, mientras que este porcentaje disminuye al 49% en países de altos ingresos. Esta disparidad refleja la necesidad de abordar el problema de manera global y equitativa.

El derecho al aire limpio es un derecho humano fundamental que influye en nuestra salud y calidad de vida. La contaminación atmosférica es el principal desafío ambiental de nuestra era.

La falta de un aire libre de contaminantes tiene graves consecuencias para la salud humana y el equilibrio ecológico, lo que puede resultar en violaciones de los derechos humanos. Por lo tanto, es crucial abordar este tema desde la perspectiva de los derechos humanos, considerando sus características universales, interdependientes, inviolables, no negociables, indivisibles y progresivas.

El aire es un elemento fundamental para la vida humana y de otros seres vivos. Un aire puro y limpio, compuesto por una mezcla de gases como el nitrógeno, el oxígeno y otros gases inertes en su estado puro, permite un desarrollo adecuado de las funciones vitales. Por lo tanto, la calidad del aire es esencial para mantener un nivel de vida saludable y está directamente relacionada con el cumplimiento de los derechos humanos.

Organismos internacionales como OMS y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) han destacado la contaminación del aire como una de las principales causas de enfermedades y mortalidad en todo el mundo.

La emisión de contaminantes tiene efectos perjudiciales en la salud humana, con el plomo causando abortos, problemas renales, hipertensión y retraso en el desarrollo intelectual de los niños, las partículas ultrafinas provocando problemas respiratorios y daño pulmonar, el monóxido de carbono afectando la oxigenación de la sangre y los óxidos de azufre y nitrógeno alterando la función pulmonar y aumentando el riesgo de infecciones respiratorias. Además, el ozono reduce la función pulmonar en personas que realizan ejercicio.

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Parque
Unsplash

En el caso específico de México, es importante destacar que las normas mexicanas sobre calidad del aire están por encima de los límites establecidos por las directrices de la OMS y están rezagadas en comparación con Estados Unidos y Europa, indica  el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA)

La contaminación ambiental se ha relacionado con el cáncer de pulmón y se espera que sea la principal causa de mortalidad prematura en el futuro. Ante esta realidad, el Estado mexicano debe garantizar una calidad de aire adecuada para la población, especialmente en los centros urbanos, mediante la adopción de medidas diferenciadas por sector o grupo de población para reducir los impactos en los más vulnerables.

Además, es fundamental promover y asegurar mecanismos efectivos de transparencia, participación social y rendición de cuentas que impulsen la aplicación de las normas sobre salud y calidad del aire. Esto incluye la coordinación y participación de diferentes áreas y sectores, como salud, medio ambiente, hacienda, economía, iniciativa privada, academia y sociedad civil, para mejorar la actualización de la normatividad.

El reconocimiento del ambiente sano como un derecho humano hace que la protección ambiental se convierta en una prioridad tanto a nivel político como social. Esto exige el cumplimiento de otros derechos fundamentales, como el derecho a la salud, a un nivel de vida adecuado, a la información, a la participación y al acceso a la justicia.

El derecho ambiental se convierte en un "derecho llave" que es fundamental para garantizar el cumplimiento de otros derechos humanos. Por lo tanto, es crucial fortalecer las políticas existentes en materia de calidad del aire desde una perspectiva de derechos humanos.

Además, se debe garantizar la exigibilidad de los derechos a la salud y al medio ambiente sano cuando se produzcan impactos negativos en la calidad del aire. Esto implica asegurar mecanismos de transparencia, participación ciudadana y rendición de cuentas, para que la sociedad pueda involucrarse en la toma de decisiones y vigilar el cumplimiento de las normas de calidad del aire.

La coordinación y participación de diferentes actores, como los sectores de salud, medio ambiente, economía, iniciativa privada, academia y sociedad civil, es fundamental para mejorar la normatividad y promover una gestión efectiva de la calidad del aire.

Fortalecer las políticas públicas en materia de calidad del aire desde un enfoque de derechos humanos es esencial para garantizar un ambiente sano y de calidad de vida. Esto implica adoptar medidas concretas para reducir la contaminación atmosférica, proteger la salud de las personas y promover la participación ciudadana en la toma de decisiones.

Asimismo, es necesario asegurar mecanismos efectivos de transparencia, participación social y rendición de cuentas, y coordinar diferentes sectores y actores para mejorar la normatividad y garantizar el cumplimiento de los derechos humanos relacionados con la calidad del aire. Solo así se podrá asegurar un medio ambiente saludable y sostenible para las generaciones presentes y futuras.

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